"Un certificado municipal de convivencia nos abrió las puertas"

Amelia, profesora de 48 años, y Raúl, músico de 55, viven juntos sin papeles desde hace 14 años. Ella recalca que jamás han tenido problemas de discriminación administrativa o social por ser una pareja de hecho, pero reconoce que no pudieron hacer declaración conjunta del IRPF hasta que nació su hijo, que ahora tiene nueve años. Un certificado de convivencia expedido por la Junta Municipal de Ciudad Lineal hace ocho años -antes de que en 1990 se eliminase ese dato del padrón- les ha abierto todas las puertas. Ellos aportan el ejemplo de cómo la verificación de un estado de hecho efectuada por el Ayuntamiento sí es efectiva, en contra de lo que cree la misma institución: los técnicos municipales sostienen que no es competencia del Consistorio "amparar situaciones de la vida privada de las personas"."El certificado municipal nos abrió las puertas. Un policía local preguntó en el vecindario si convivíamos y después nos lo otorgaron. Fue válido para incluirle a él en mi cartilla de la Seguridad Social hasta que se hizo autónomo", explica Amelia. Y prosigue: "Disponemos de libro de familia, aunque tuve que acudir yo a inscribir al niño". Normalmente van los padres -casados- mientras la madre se recupera del parto en el hospital.

Con el certificado municipal y el libro de familia ella pudo avalarle para solicitar la residencia en España, pues Raúl es argentino. Ahora Amelia acude a firmar periódicamente las renovaciones de residencia en representación de su pareja, porque él se encuentra inmovilizado a la espera de un trasplante de corazón. Cuando hace tiempo Raúl estuvo dos años sin trabajar, los ingresos de Amelia sirvieron para acreditar que él tenía un medio de subsistencia y mantener su certificado de residencia.

Amelia no ha consultado aún si su compañero heredaría sus bienes. Lógicamente, el heredero universal es su hijo, pero Amelia ha testado de forma que su compañero disponga de la herencia en usufructo.