Liberado el banquero Harp tras pagar 4.000 millones

La incertidumbre terminó a las ocho y cuarto de la tarde del martes (3.45 horas de ayer en Madrid). En ese momento, el banquero mexicano Alfredo Harp tomó un taxi en el sur de la Ciudad de México y se dirigió a la casa de un familiar. Atrás quedaban tres meses y medio de cautividad en manos de unos desconocidos que han obtenido 30 millones de dólares (unos 4.000 millones de pesetas) por dejarlo marchar. El secuestro de Harp, copropietario del Banco Nacional de México (Banamex), el principal grupo bancario del país; y hombre muy cercano al presidente, Carlos Salinas de Gortari, había mantenido en vilo al mundo político y financiero mexicano. El misterio rodea el caso.Fueron 2.560 horas, que el banquero calculó con asombrosa precisión a pesar de que sus captores le habían quitado el reloj, según declaró él mismo tras su liberación. Harp explicó que estuvo encerrado en una habitación de dos metros cuadrados, sin ventanas ni aseo, y que nunca vio a sus secuestradores porque le vendaban los ojos. Comía tres veces al día y combatía la desesperación con ejercicios y la lectura de la Biblia. Dijo sentirse bien y con ganas de volver al trabajo "para contribuir a la grandeza del país".

Harp fue secuestrado el pasado 14 de marzo en la capital mexicana. La familia contactó con los captores mediante una empresa estadounidense, Kroll Associates, especializada en este tipo de operaciones. La policía se mantuvo al margen, al menos formalmente, al no existir denuncia por parte de la familia.

La situación de aparente estancamiento saltó por los aires el pasado lunes, cuando los secuestradores hicieron público un ultimátum: la familia debía manifestar en el plazo de 72 horas su compromiso de pagar el rescate. De lo contrario el banquero sería "ejecutado". Los captores difundieron, además, dos cartas y un vídeo de Harp, en el que el banquero, en tono desesperado, rogaba a su familia y a sus colaboradores que se olvidaran de los "asesores" y que pagaran de una vez la cantidad que él mismo había finalmente negociado: unos 30 millones de dólares.

Media hora antes de que acabara el plazo, en la noche del pasado jueves, un hijo de Harp y su apoderado comparecieron en el principal informativo nocturno de la televisión mexicana para anunciar su disposición a hacer efectiva la suma exigida. Los detalles del pago y la cantidad exacta no han sido revelados hasta el momento.

El misterio sigue rodeando a, este secuestro, obra sin duda de profesionales. Hay quienes creen adivinar por debajo una operación política, tendente a desestabilizar la ya de por sí complicada situación mexicana.. En esta misma línea se encuadraría el posterior secuestro del empresario Ángel Losada, propietario de una cadena de supermercados y restaurantes, aún sin resolverse.

El secuestro se ha convertido en una rentable actividad en México, impune en la mayoría de los casos. Según un documento de la Procuraduría General de la República publicado por el diario El Financiero, sólo entre 1989 y 1992 se produjeron en México 800 secuestros, de los que la mitad no ha llegado a resolverse. Las autoridades no descartan la participación de miembros de la policía en las operaciones.