La falta de dinero carcome los polideportivos de la sierra
En Gargantilla de Lozoya (219 habitantes) tienen pista de tenis desde hace cuatro años, pero los vecinos juegan sin red desde hace meses. "Es que no tenemos dinero para comprar una nueva, y, además, el suelo de las canchas se ha levantado con el hielo. La Comunidad de Madrid no quiere pagar su mantenimiento", comenta el alcalde Pedro Martín, del PP.La sierra norte está llena de pequeñas instalaciones deportivas. Sin embargo, la creación de estos complejos acarrea, en muchos casos, graves problemas de mantenimiento a los consistorios.
El Ayuntamiento de Lozoya (409 habitantes) está buscando soluciones. "Se han caído algunas placas de la cubierta. Ya hemos invertido mucho dinero. Estamos pensando en alquilarlo", comenta el teniente de alcalde, José Manuel Jiménez, del PSOE. '
En Gascones (111 habitantes), sin embargo, no encuentran solución para sus canchas de baloncesto, fútbol y tenis construidas en 1987. "Ahora no se puede jugar al baloncesto porque se han caído las canastas y no tienen arreglo", relataban ayer los vecinos.
En Horcajo de la Sierra (120 habitantes) se inauguró una pista de tenis hace cuatro años. El concejal Fidel Martín aclara: "Es difícil mantenerla en buen estado. No obstante, este año tendremos redes para jugar".
El frontón de Somosierra (108 habitantes), levantado en 1988, tiene el piso algo rugoso. "Una helada reventó todo el suelo. Este año jugaremos en los barrancos", bromea el alcalde Jacinto Cerezo, del PP.
La pista de fútbol-sala de Valdemanco (508 habitantes) necesita una nueva capa asfáltica. Fue construida en 1989. "Cada vez tiene más grietas", dice el alcalde del CDS, Antonio Martín. Se estima que el coste de su reparación supera el millón y medio de pesetas.
Pedro González, alcalde independiente de Horcajuelo (80 habitantes), tiene buena memoria. "Hace siete años se acercó por el pueblo el director general de Deportes. Inauguró la cancha de baloncesto. Tenía un piso de color marrón muy bonito", recuerda el regidor. "Ha pasado el tiempo y se nos han derrumbado las canastas porque no estaban fijadas al suelo. El piso se ha resquebrajado. Hemos echado unos pegotes de cemento, pero no queda igual de bonito. Hace tiempo que no viene por aquí nadie de la Comunidad. En fin...".
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