"Di Stefano es Goya"

Este señor nació con el siglo. Y ahí está, cual junco verde, soñando el futuro, porque apenas ve y no puede leer. Su esposa le recita a diario los titulares de la prensa: "Es una desgracia". Asistió a todos los mundiales de la historia, excepto al primero, en 1930.Y tampoco estará en Estados Unidos, "porque ya soy un coche viejo sin faros". Árbitro mundial, jugador, seleccionador español, periodista deportivo, directivo, apóstol de su libertad y gustador de la pintura. Es el don Pedro que sentencia: "Pelé es Velázquez y Di Stéfano es Goya". Marca, su última tribuna, acaba de homenajear al dios planetario del balón.

Pregunta. ¿Llegó a dormir con un balón?

Respuesta. Con la mente, muchas veces.

P. Pedro Escartín, balón, amor y fantasía. ¿Le gusta?

R. Sí, pensaba mucho como Vittorio de Sica.

P. ¿Qué es un balón por dentro?

R. Las ideas de los jugadores.

P. ¿Le gustaría que lo hicieran el primer beato del fútbol?

R. No.

P. Es uno de los pocos españoles que abarca el siglo: ¿qué es España?

R. Un conjunto difícil, pero moriré con mi amor a España.

P. ¿Quién es usted?

R. Alguien quizá demasiado ordenado.

P. ¿Ha vivido del fútbol?

R. Ni un duro. Era funcionario de la Diputación, tenía representaciones comerciales y escribía libros y artículos.

P. ¿Qué fue el fútbol en la República?

R. El fútbol debía ser apolítico.

P. ¿Para qué sirvió el fútbol con Franco?

R. Para mucho. El gol de Zarra ante Inglaterra fundió a los españoles en un abrazo.

P. ¿Qué es un silbato?

R. La expresión sonora de las ideas del juez.

P. Usted arbitró 847 partidos. ¿cuántos silbatos usó?

R. Tres; mire el último: está mordido por mis dientes.

P. ¿Piensa bien de Valdano?

R. Es un filósofo del fútbol, y es práctico y realista.

P. ¿Qué es Maradona?

R. El último genio del fútbol.

P. ¿Sería capaz de decirle a Felipe González: váyase?

R. Yo, no.

P. ¿Le recomendaría un retiro espiritual a Gil y Gil?

R. Le recomendaría que no hablara tanto.

P. ¿Es de ley el dinero que ganan los futbolistas?

R. Es una barbaridad.

P. Unamuno decía que el fútbol divide: ¿estaba en su sano juicio?

R. Se equivocó..

P. ¿Cuánto lloró por mor del fútbol?

R. Una vez, como seleccionador, en 1961, cuando Di Stéfano marcó el gol de la victoria contra Gales.

P. ¿Qué es el amor?

R. El entendimiento total.

P. ¿Cuál es el invento más fascinante del siglo?

R. La televisión en color.

P. ¿Le joroban sus años?

R. Lo que me joroba es no poder leer.

P. ¿Se atreve aún con un chocolate con churros?

R. Sí, pero el hígado...

P. El otro día, cuando el Zaragoza ganó la Copa del Rey, una espontánea llamó a la cadena SER y dijo sin más: "¡Viva la Pilarica!". ¿Cristo tenía algo de futbolista?

R. Cristo, para mí, fue el mejor. ¿Para qué mezclarlo con el fútbol?

P. ¿Para usted qué significa no poder leer?

R. Es la procesión de las horas muertas.

P. ¿Cómo pasa esas horas muertas?

R. Me siento y pienso lo peor.

P. Por lo demás, ¿hay novedades?

R. Ninguna. Mi corazón es un reloj.

P. Le voy a recordar algo, ya añejo: comíamos en familia y, de repente, salió su voz de la radio, desde Roma, contando su visita al Papa. No sé qué diría, pero todos dejamos de comer y llorábamos a placer. ¿Qué fue aquello?

R. Había arbitrado el Italia-Inglaterra; el Papa me recibió y me puse de rodillas; me interrogó sobre el partido, y como le conté que había anulado dos goles a Italia (que perdió), como penitencia me mantuvo de rodillas durante toda la audiencia privada.