Vuelven las sospechas
Los ciclistas italianos se defienden de las acusaciones de dopaje
Las acusaciones sobre dopaje han vuelto esta temporada con fuerza al ciclismo, el deporte que tradicionalmente ha sido protagonista de la mayor plaga del deporte. Los numerosos triunfos italianos en el comienzo de campaña desataron la polémica al surgir las sospechas sobre el uso de la eritropoietina (EPO), el último grito en el dopaje. El mismo presidente de la Unión Ciclista Internacional, (UCI), el belga Heinz Verbruggen, salió al paso de los rumores exigiendo pruebas. Los mismos ciclistas italianos se reunieron el lunes tras la Lieja-Bastogne-Lieja y decidieron que en el futuro se querellarán contra todo el que acuse sin probarlo. Pruebas, no sospechas, será lo que admitan.Bugno, Chiappucci, Argentin, Ballerini y Cassani, varios de los corredores transalpinos más conocidos, estuvieron en la reunión. Pero no Furlan, que mostró una forma espléndida e inesperada en las primeras pruebas del año y ganó la Tirreno-Adriatico y la Milán-San Remo.
Los principales acusadores fueron el ex médico del equipo Mecair, el vicepresidente de la federación italiana o el presidente de la Asociación de Médicos de Ciclismo, así como ciclistas y distintos medios de comunicación.
Verbruggen defendió a los corredores acusados en una carta abierta dirigida a la prensa especializada en ciclismo. "En el curso de los últimos días las insinuaciones [así las calificó eufemísticamente] han tomado una amplitud inadmisible. Como presidente de la UCI estoy obligado a salir al paso. Sin la menor prueba tangible y con la simple base de algunos rumores y declaraciones, sacadas de contexto, el deporte del ciclismo en general y el italiano en particular han sido objeto de acusaciones infundadas e irresponsables", señaló Verbruggen, que añadió: "Para la UCI toda acusación es inaceptable si no va acompañada de pruebas".
Más glóbulos rojos
Verbruggen se convirtió en el mejor defensor de los ciclistas italianos al presentar incluso las razones de los éxitos italianos: "Además del talento y de las condiciones naturales, la organización y la programación, así como la utilización de las técnicas de entrenamiento más modernas bajo los cuidados médicos permanentes son los factores del éxito actual del ciclismo italiano". El presidente de la UCI no dudó en atacar duramente a los acusadores: "Esto viene por las frustraciones de ciertos corredores que están obligados por ello a confesar que no tienen ninguna prueba". Verbruggen incluso calificó las posturas de los médicos como "insensatas e infundadas. Es irrisorio deducir que la utilización de un producto concreto, que se puede conseguir en muchos países, esté únicamente limitado a los deportistas de uno solo".La EPO es un medicamento fabricado en laboratorio para las enfermedades renales, pero su nombre ha ido apareciendo cada vez más en los deportes de grandes esfuerzos en los últimos años. La EPO, que es una hormona segregada naturalmente por el riñón, libera la producción de glóbulos rojos por la médula espinal. El interés de su uso por los deportistas es que aumenta la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, lo que supone una mejoría de los rendimientos estimado en el 10%. Y además, no es detectable por ahora en los controles.
Pero su manipulación es compleja y sus riesgos pueden llegar a ser incluso mortales. Ciclistas, sobre todo, han fallecido ya por su uso. La sangre enriquecida se vuelve demasiado viscosa y en deportistas entrenados con el ritmo cardiaco muy bajo puede llegar a producir paradas cardiacas irreversibles. De hecho, muchos han muerto mientras dormían.
El alemán Uwe Ampler, que hasta el año pasado integró el equipo Telekom, acaba de presentar una querella contra el director, el ex corredor belga Walter Godefroot y le médico Jules Mertens, por haberle administrado la EPO sin saberlo.
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