La familia de Anabel Segura tuvo el último contacto con sus secuestradores hace 10 meses
Veinticinco llamadas telefónicas y un mensaje grabado en cinta magnetofónica. Ese es el único cordón umbilical que une desde hace un año a José Segura y Sigrid Foles con su hija Anabel. La joven fue secuestrada hace un año, cuando hacía footing en la urbanización La Moraleja, de Madrid. Desde el 24 dejunio de 1993, sólo el silencio. Casi 10 meses sin la menor noticia. Pero los Segura están convencidos de que Anabel está viva. "Ya amenazó uno de los secuestradores con que podrían pasar meses o un año sin llamar", dice Rafael Escuredo, portavoz de la familia y ex presidente de la Junta de Andalucía.
El feliz desenlace del secuestro de la farmacéutica de Olot, liberada hace dos semanas después de un largo cautiverio de 16 meses, ha hecho renacer las esperanzas de que acabe de forma similar el caso de Anabel Segura, la joven raptada el 12 de abril del año pasado por un grupo de delincuencia organizada.Anabel, de 23 años, anticipó su regreso a Madrid desde Estepona (Málaga), donde había pasado unos días de descanso con sus padres y su hermana menor, Sandra. Quería preparar un examen. "Voy a correr un poco, luego me doy una ducha y me pongo a estudiar", le explicó a la sirvienta antes de abandonar su casa de la urbanización Intergolf.
Cuando la muchacha corría de regreso hacia su domicilio fue asaltada, frente al Colegio Escandinavo, por varios individuos, que la introdujeron en una furgoneta de color blanco. Un jardinero fue el único testigo. Era el inicio de una pesadilla que dura ya un largo año.
Un secuestro que nadie acaba de comprender muy bien. Sobre todo porque José Segura, consejero delegado de la empresa Lurgi Española, es un hombre de buena posición económica, pero en absoluto un adinerado. Esta circunstancia induce a pensar a la policía que el secuestro fue fruto de la improvisación de una banda criminal: fueron a La Moralela y se llevaron a la primera persona que pudieron, pensando que todos los que viven en esa urbanización nadan en la abundancia. Refuerza esta sospecha el que otra chica de la misma zona fuera víctima de un intento de rapto similar un mes antes. Escuredo ha hablado 25 veces con uno de los secuestradores, un tipo autoritario y pretencioso. La última comunicación fue una cinta magnetofónica que él tuvo que ir a recoger el 24 de junio del año pasado a un apartado de Correos. La grabación era la prueba solicitada por la familia. En ella, la propia Anabel comenzaba diciendo que era el 22 de junio de 1993, y a continuación, con voz angustiosa, pedía a sus padres que acabaran con esa situación insoportable. El jefe de los secuestradores también hablaba en la casete y anunciaba que Anabel quedaría libré "pronto" si se cumplían sus exigencias. "No me cabe duda: era el hombre con el que yo había conversado más de veinte veces", afirma el portavoz de los Segura. Desde entonces, nada.
Este profundo silencio puede deberse a que no hay comunicación entre el portavoz de los secuestradores y el resto de la banda debido a problemas intrínsecos de la organización. O bien a que los delincuentes desconfían de la familia.
María Angels Feliu está libre y sus secuestradores también. Cuando se hacen las cosas bien...", sugiere el abogado Escuredo, que se muestra convencido de que la familia de la farmacéutica de Olot ha pagado.... "porque no hay rescates gratis".
"Una actitud inteligente y profesional por parte de los secuestradores podía ser poner en libertad a Anabel con la confianza de que después podrán cobrar el rescate. ¿Qué familia se va a exponer a sufrir represalias si no cumple lo pactado? Ninguna. Y yo, desde luego, garantizo a quienes tienen a Anabel que no va a haber interferencias de la policía", señala el portavoz.La familia mantiene discrepancias con la policía, a la que acusa de no estar preparada para casos como éstos. "La policía no ha entendido que los secuestros son algo muy diferente a los esquemas de criminalidad que había hasta ahora. Y, consecuentemente, eso les lleva a la ineficacia. Aunque quizá eso sea positivo para nosotros, que lo que queremos es que sea liberada Anabel y no que sean capturados los secuestradores", según Escuredo. La policía, por su parte, también se queja de que los padres de Anabel "no colaboran".Además del enorme drama humano que representa no saber nada de su hija desde hace un año, José y Sigrid deben luchar con los desaprensivos que en ocasiones se han hecho pasar por los secuestradores con intención de sacar provecho. "Eso nos preocupa mucho. No vaya a ser que cometamos un error y estemos entendiéndonos con algún impostor. Sobre todo, porque Rafael Escuredo es el único que conoce la voz del auténtico secuestrador", dicen.Los Segura están deseando que quienes retienen a su hija se pongan en contacto con ellos directa o indirectamente. Lo que quieren es saber la forma de llegar a un acuerdo, tras asegurarse de que su hija está bien. El portavoz familiar se reunió el jueves, durante cinco horas, con Joan Capdevila, el abogado que desempeñó su mismo papel en el caso de la farmacéutica de Olot. "He aprendido mucho de su experiencia", confiesa Escuredo.
Un diario para 365 días de angustia
José Segura ha vuelto a reanudar su vida, pese a la angustia en que vive desde hace un año. Ha vuelto a trabajar a la oficina de Lurgi. y semanalmente suele ir a la sede de esta empresa en París. Se levanta muy temprano, corre ocho kilómetros para liberarse del estrés y acude a misa.Desde que se inició el secuestro dé su hija escribe un diario, en el que anota puntualmente sus experiencias. Es un hombre "muy lúcido y equilibrado, más alemán que su mujer", dice un amigo. Hay fines de semana que los pasa con su esposa en casa de su hermano Alfonso, en Ciudad Real.
La madre de Anabel ha recuperado, poco a poco, la estabilidad emocional, después de estar varios meses muy afectada anímicamente. Y hasta Sandra, la hermana de la joven secuestrada, ha regresado al colegio. La familia ha decidido volver a vivir, aunque lo hace permanentemente conectada a su domicilio de la urbanización Intergolf, en espera de la llamada que anuncie el fin de este larguísimo sufrimiento.
Segura telefoneó a Tomás Feliu, el padre de la farmacéutica de Olot, para agradecerle que ésta tuviera un recuerdo tan emocionado para su hija sólo unas horas después de haber sido liberada. Pero no ha sido el único apoyo: Julio Iglesias Zamora, el industrial que el año pasado estuvo' secuestrado por ETA, también visitó a la familia de Anabel para expresarle su solidaridad. Los vecinos de Alcobendas han recogido firmas y se han manifestado en las calles para pedir la libertad de la joven estudiante.
Anabel es fuerte física y psicológicamente. La mayor parte de sus estudios los hizo con becas y trabajó cuatro meses como azafata en la Expo de Sevilla para comprarse un coche.
José y Sigrid, que accedieron a ser fotografiados por primera vez por EL PAÍS, se mantienen "fuertes" y confían en que los secuestradores dispensen un buen trato a su hija "porque también ellos son seres humanos", según han comentado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.