La suerte se alió con el lider

Si el partido de ayer fuese un ejemplo para lo que resta de temporada, no habría ninguna duda: el Deportivo será campeón. Y no porque los coruñeses hiciesen un partido deslumbrante, sino porque la suerte sopló tanto a su favor que acabaron pareciendo un equipo predestinado a la gloria. El Albacete dilapidó en la primera parte tres ocasiones clamorosas y tuvo en su portero a un infiltrado deportivista. Con tanto favorcito, el Deportivo acabó logrando su mayor goleada en el campeonato.La fortuna y el Albacete trabajaron intensamente para el Deportivo. El equipo manchego no sólo plantó cara al líder, sino que le desbordó con autoridad durante muchas fases. Fue el de Víctor Espárrago uno de los mejores conjuntos que se han visto este año en La Coruña. La sapiencia de Zalazar es un tesoro para el centro del campo. En cualquier momento, el uruguayo es capaz de dar un giro radical a la ubicación del juego. Cuando encuentra acompañamiento en las bandas, como sucedió anoche, el rival está condenado al sufrimiento.

Durante la primera parte los visitantes se pasearon con reiteración e insolencia por el área de Liafio. Y fallaron todo lo que nunca se puede fallar. Nilson se quedó hasta tres veces solo ante la portería y en ninguna supo resolver.

Por si fueran pocos regalos, el Albacete sacó un portero al borde del ataque de nervios, incapaz de agarrar un balón con seguridad. En el minuto 15 Balaguer cometió su primera pifia. Recorrió todo el área para sacar de meta y el árbitro señaló libre indirecto en un lugar ideal para Bebeto. Iba sólo un cuarto de hora de partido y el brasileño no perdonó.

Cuando el empate se veÍa venir, el líder remató a su rival con una jugada indescriptible. Fran se fue de todos los defensas que le salieron al paso, se internó en el área, pudo tirar pero incluso esperó la salida de Balaguer para regatearle y dejó el gol en bandeja para Bebeto.

Quien pensara que el Albacete había agotado su munición, se pudo quedar lívido en el minuto 53, cuando Zalazar redujo distancias aprovechando un fallo de López Rekarte. Pero muy pronto llegó Balaguer para poner de nuevo las cosas en su sitio. El propio Rekarte le lanzó un tremendo zapatazo sin apenas ángulo de tiro, en una falta directa, y el meta visitante se lo comió enterito. Entonces empezó la fiesta.