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Miguel Induráin y Pedro Delgado se oponen a las sanciones por dopaje

Carlos Arribas

El mejor ciclista del mundo, Miguel Induráin, se opone a la política sancionadora como forma de acabar con el dopaje en el ciclismo. Paralelamente, y a instancias del Comité Olímpico Internacional (COI), la Unión Ciclista Internacional (UCI) está elaborando una normativa que endurezca el castigo a los ciclistas que den positivo. En Italia se han empezado a aplicar los controles por sorpresa a los corredores. Los equipos se muestran preocupados. Este deporte es el más controlado en el mundo: más de 11.000 controles el año pasado.

Miguel Induráin pasó en 1993 más de 50 controles antidopaje. Ningún deportista en el mundo tuvo que orinar tantas veces dentro de un frasquito. Él solo se sometió a análisis más veces que todos los practicantes de balonmano o baloncesto juntos. En todos dio negativo. "No estoy de acuerdo con las sanciones", dice. "Una política represiva no es la mejor forma de luchar contra el dopaje. Tendría que hacerse una campaña educativa, explicar los problemas para la salud que comporta y convencer a los ciclistas de que no se dopen".A su lado, Pedro Delgado, el otro español en activo que ha ganado un Tour alguna vez, asiente. "No pedimos favoritismos para los corredores, pero el ciclismo es un deporte especial. La propia sociedad ha creado el problema del dopaje -exigiendo más espectáculo, más lucha y recorridos duros- y no sabe cómo enfocarlo". Delgado. estuvo a punto de ser eliminado del Tour que ganó -en 1989- cuando se filtró que había dado positivo. El producto detectado, la probenecida, estaba en la lista del COI, pero no en la de la UCI.

La defensa de Delgado e Induráin es similar: "Condenar a un ciclista a dos años sin competir por un simple positivo es matarlo deportivamente. Valdría con sancionarle clasificándole en la última plaza en la prueba en la que dio positivo". La solución se les antoja a ambos problemática. "Lo ideal sería el autocontrol. Que los propios corredores nos marcáramos las normas y nos guiáramos por ellas, pero eso es muy difícil de conseguir", dice Delgado. En España, en 1993, se hicieron 3.000 controles en ciclismo, con 20 positivos. El segundo deporte con más controles fue el atletismo, con 650.

Dopaje duro y blando

La nueva normativa de la UCI, que entrará en vigor en abril, recoge la distinción entre dopaje duro y dopaje blando. El primero sería la utilización de sustancias consideradas más peligrosas para la salud, como los esteroides anabolizantes. El ciclista que diera positivo por una de estas sustancias sería sancionado por seis meses sin posibilidad de retrasar la condena. Las sustancias blandas, como la efedrina o la cafeína, darán lugar a sanciones de tres meses. Un segundo positivo por cualquiera de los medicamentos se sancionará con dos años, y un tercero con suspensión de por vida. Hasta ahora, el primer positivo, sin distinción de drogas duras o blandas, suponía una, sanción de tres meses, con posibilidad de anulación si el corredor no volvía a dar positivo. El mínimo fijado por el COI en su reglamento es de dos años. Algunos países tienen una legislación propia con sanciones más duras."Una política de sanciones que no tenga en cuenta las peculiaridades del ciclismo profesional es aberrante", señala Víctor Cordero, representante de los equipos españoles. "Los equipos son los primeros en velar por la salud de sus corredores. Para igualamos en sanciones con otros deportes pedimos que primero nos igualen en cantidad y calidad de los controles". Cordero, al igual que algunos directores españoles, cree que la UCI les está dando argumentos para que creen su propia Liga Profesional, con sus propias reglas antidopaje, como la NBA americana, por ejemplo.

El COI pidió recientemente a las diferentes federaciones internacionales que se adhirieran a su reglamento antidopaje, que prevé sanciones de dos años y controles sorpresa, entre otras peculiaridades. Las que no lo hicieran sufrirían restricciones en los Juegos Olímpicos. El ciclismo logró una tregua de dos años para adecuar su normativa a la del órgano olímpico. El primer paso se ha dado con el endurecimiento de sanciones.

"No es que el ciclismo profesional esté interesado en los Juegos [en los de Atlanta, en 1996, podrán ser olímpicos por primera vez los profesionales]", dice Cordero. "El problema es que en la UCI hay 156 federaciones internacionales y sólo veinte y pico tienen ciclismo profesional. Sus intereses mandan".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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