Actores vocacionales de fin de semana

Cuando Fernando cuelga su uniforme de conserje de un instituto de Vallecas se coloca el disfraz y durante hora y pico hace las delicias de los niños interpretando a Lumiére, el simpático candelabro-mayordomo del cuento La Bella y la Bestia. El conserje-actor es componente del conjunto de danza Excalibur, surgido de un grupo de siete jóvenes del barrio de Santa Eugenia que, a mitad del año 1992 decidieron unirse con el objetivo común de crear un espectáculo de danza.

De siete componentes pasaron a ser más de treinta, y si en un principio 'tenían el denominador común de la edad y de ser alumnos de distintas escuelas de danza, ahora les une el entusiasmo y las ganas de buscarse ocupaciones distintas a "la de tener la litrona en las manos".El grupo lo integran estudiantes, niños, trabajadores y alguna ama de casa. Las edades de sus componentes son tan variadas como su procedencia. Desde los diez y hasta cuarenta y tantos años se puede bailar y entretener a un público.

De Excalibur se puede decir, sobre todo, que el teatro es su afición. Cuentan tan sólo con su propio esfuerzo, el dinero de su bolsillo, el escaso tiempo libre de los fines de semana y la pequeña ayuda de la Junta Municipal de Moratalaz. En su haber tienen dos coreografías y ya empiezan a pensar en la tercera.

Mañana, Excalibur pone en escena las sexta y última representación de su montaje de La Bella y la Bestia, una adaptación de la versión de la película de Walt Disney, en la que cantan (con sonido pregrabado) los personajes del cuento, sobradamente conocido por los niños tras el éxito del filme, al son de una banda sonora creada al mezclar mediante ordenador las canciones de la película de Disney, efectos sonoros de la misma y el relato extraído de un cuentacuentos.

Los disfraces que utilizan, fabricados "en plan casero" por María del Carmen Culebra, directora del grupo, y por Óscar, que ha construido las máscaras de Bestia y de Lumière, reproducen fielmente los creados por Disney.

El resultado es que los niños pueden ver, de carne y hueso, a los personajes que tan bien conocen por el cine, cantando las canciones que se saben con puntos y comas.

El secreto del espectáculo

Este planteamiento, lejos de lo que pudiera parecer, no es una apuesta segura, sino que entraña un enorme riesgo al tratarse de una historia que los niños conocen de memoria y que no están muy dispuestos a que sufra variaciones.Si sale bien, el éxito está asegurado; pero, si sale mal, si los personajes no resultan creíbles, el fracaso puede ser estrepitoso. Los niños no perdonan.

Y éste es el secreto de que el espectáculo funcione, hasta el punto de que las cuatro funciones previstas se hayan alargado hasta seis: los niños no salen defraudados, como en algunos espectáculos circenses en los que se anuncia a bombo y platillo la presencia de algún héroe infantil que resulta ser alguien mal disfrazado. María del Carmen Culebras cree que parte de la clave del éxito radica en la buena sintonía que ella consigue con los niños. Asegura que son sus mejores críticos y que tiene en cuenta sus opiniones, por las que puede llegar a rectificar una escena.

Centro Cultural El Torito (avenida de Moratalaz, s/n). Día 6, a las 12.00. Gratis.