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La policía secreta de la ex RDA controlaba el dopaje de los deportistas

Para los gobernadores de la ex República Democrática Alemana (RDA), las victorias en el deporte se traducían en éxitos propagandísticos. Desde que con la caída del muro se abrieron los archivos de la policía secreta, Stasi, se suceden las revelaciones a través de documentos que prueban el alcance de la infiltración policial en el deporte de la RDA. Las anteriores noticias sobre el espionaje generalizado en todos los ámbitos de la sociedad, y especialmente en el deporte, son superadas ahora por un informe parlamentario sobre las prácticas médicas en el deporte de alto rendimiento de la RDA, lo más parecidas a las del laboratorio del doctor Frankenstein.La policía secreta de la RDA duante años supervisó el dopaje en el deporte. Así lo confirma un informe provisional, presentado el jueves al gremio de deportes del Parlamento alemán. En un intento de sacar el máximo rendimiento a los deportistas, no dudó en implicar a la medicina deportiva. El secretariado de Estado para la Cultura Corporal y los Deportes pidió a la Unión Soviética el envío de 60 aparatos para la estimulación muscular electrónica con los que se pretendió estimular determinados sistemas musculares". Es decir, mediante cargas electrónicas de hasta 100 miliamperios, se provocó un aumento casi instantáneo de masa muscular. En caso de emplearse mal estos aparatos, los deportistas corrían el riesgo de alteraciones cardiacas.

Amputaciones

Otra técnica habitual era el empleo de psicofármacos para aumentar la agresividad de los deportistas. Y los documentos ahora hechos públicos revelan que en la ex RDA se llegaron a realizar amputaciones de pechos al menos a cinco levantadores de peso. El informe del topo policial diagnostica fríamente: "Especialmente en los levantadores de peso, que, en comparación con otros atletas, son los que más anabolizantes tienen que ingerir, se registra un crecimiento de senos", lo que hizo necesaria "la corrección".

El médico colaborador de la Stasi, el anterior director de los servicios médicos deportivos, Manfred Hoeppner, cuyo nombre de topo era Technik, relata cómo ingresó a 10 atletas de élite en un hospital de la policía de Berlín. Tec1mik señala que aumentaba el alcoholismo en los deportistas y los efectos en los hígados de las atletas, debilitados por las altas dosis de píldoras anticonceptivas. En ocasiones se llegaron ha suministrar 11 inyecciones de testosterona a una sola atleta, e incluso se provocaron embarazos y abortos para aprovechar el mayor rendimiento en las primeras semanas de gestación. Según el Süddeutsche Zeitung, estas revelaciones no sólo ponen de manifiesto la inmoralidad del régimen de la ex RDA, sino en general la degeneración del deporte, convertido en "un parque de atracciones para científicos pervertidos".

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