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Ensayo 100 celebra haber sobrevivido

La sala alternativa cumple su primer lustro de éxitos y fracasos

Hace algunos años, una alumna de arte dramático, después de presenciar una obra dirigida por su profesor, le preguntó si aquella función era un reflejo de lo que ellos aprendían en clase. El docente, Jorge Eines, quedó desconcertado. Aquel día se, planteó que nunca más un alumno debía volver a provocar que le afloraran las contradicciones, sobre todo las que separa la teoría de la práctica. Hace cinco años, buscó un local en el que desarrollar su teoría. Así nació Ensayo 100, una de las salas de teatro alternativo que ha conseguido atraer público y prestigio después de dos años de sillas vacías.

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La realidad desde la marginación

Ensayo 100, mañana celebra su primer lustro de existencia. Durante los dos primeros años de funcionamiento no tuvieron público. Los espectadores fueron los propios alumnos de Eines, director de teatro y catedrático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Luego, las cosas fueron cambiando y ahora soplan nuevos y buenos tiempos para el teatro alternativo, ya que comienza a acudir un público "cansado de tanto plástico", dice Eines.El director de la sala cree que sus espectadores no son convencionales: "Tienen que completar lo que ven con lo que saben, y es un público implicado, cosa que nos encanta". Tanto el director de la sala como todos los que trabajan con él quieren espectadores lúcidos: "Entendemos que la gente quiera pasárselo bien, pero esto no es un zapping televisivo, aquí sólo tiene sentido un espectador con el cuerpo sentado y la cabeza de pie".

Hace cinco años, Eines encontró un taller escultórico en el número 11 de la calle Gravina, que pudo convertir en una sala con 100 butacas de aforo. Hoy se le ha quedado pequeña, pero no se lamenta. Además, recuerda que gracias a que estaba en una zona de yonquis, fue mucho más barato el alquiler.

Guiño cómplice

"Tampoco hay que olvidar", sigue Eines, "que hay algo e ni el hecho de crecer, de ser más, que siempre implica un guiño cómplice con la superficialidad, la tontería...".La elección del equipo de Ensayo 100 está clara: "Hacemos lo que deseamos, con rigor, y conseguimos que los proceso! de trabajo lleguen a donde creemos que deben llegar. Además, al no estar sujetos a lo económico, nos sentimos equilibrados en todos los sentidos".

Respecto al teatro de grandes fastos que se ha impuesto en las dos últimas décadas, Eines dice: "He vivido con mucha claridad el deterioro del teatro y he peleado mucho para no sentirme culpable; mi forma de coraje tiene más que ver con la humildad".

Eines, que recuerda que su gran maestro en España fue el desaparecido José Estruch, cree que un actor no tiene por qué pasar por la RESAD para formarse, pero que siempre debe acudir a otra escuela o a otros maestros: "No creo en el autodidactismo, un cómico puede hacerse en las tablas, pero se hace mal".

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