Me gusta Eros, ¿y qué?
Hace años que colgué el uniforme del colegio y no sería propio de mi edad ir a un concierto a mezclarme con jovencitas de 15 años que chillan y se desfogan ante el ídolo.Sin embargo, esta noche me mezclaré con ellas . Y no me avergüenzo. Este chico tiene el trasero más sexy que se pasea por los escenarios. Y lo mueve como nadie. Sobre todo cuando lleva un jersey atado a la cintura, pidiendo a gritos que alguien se lo quite.
Ramazotti es un chico de andar por casa. Desaliñado pero impecablemente vestido por Armani, limpico, que huele siempre a recién duchado, con el pelo corto y su increíble media sonrisa de seductor italiano.
Es el novio que mi madre querría para mí. O para ella, quién sabe. Es coqueto y, como buen romano, sabe que tiene encanto. Sobre el escenario provoca desmayos sin pretenderlo, con naturalidad, como si esa historia no fuera con él.
Y, además, canta bien. O si no, ahí están, para desgracia de envidiosos y todos aquellos que le critican, los dos millones y medio de copias vendidas con su último trabajo: Todo historias. Menuda historia viviría con él si me dejara. Sí, me gusta, ¿y qué?
¿Cómo te puede gustar?", me decía ayer un amigo, al comentarle que voy ir esta noche al Palacio de los Deportes para verle en directo. "No me extraña, hija, ya sabía que a tí te gustaría ése". No sé por qué a mi amiga Concha también le extraña que me guste un italiano que está cañón y que tiene enamoradas a miles de colegialas. ¡Cómo me gusta! ¿Y qué?
Impresiones de una fan anónima de 28 años.
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