Hacer la goma
El Madrid ha incorporado a la jerga futbolística una vieja expresión del ciclismo. El Madrid hace la goma. Su temporada está definida por su resistencia a quedarse descolgado en la clasificación y el juego. Es un equipo que obra de oficio, sin demasiado aire, con dificultades para poner una velocidad de crucero. Y ahí va, siempre al borde de la crisis, pero cercano a los líderes, un Jaskula a la espera de tiempos mejores.La primera impresión es que el Madrid no tiene cosido su vestido. Las cosas indiscutibles del principio son discutidas ahora. Y al revés. Era difícil imaginar en la titularidad a Luis Enrique, Milla o Alfonso. El primer trazo tenía a Vitor, Prosinecki, Martín Vázquez y Butragueño. Parece que ha pasado una eternidad.
Y también queda muy lejos la línea defensiva en los dos tercios del campo. El Madrid se defiende ahora al borde del área grande. Se presiona menos y se espera más. Otras soluciones han tenido un carácter de emergencia: apareció la opción de Zamorano como único delantero clásico, pero siguió el veto al medio punta o cuarto volante, un puesto decisivo en el fútbol, pero en trance de desaparición en el Madrid. Butragueño fue al banco y entró Prosinecki a jugar por libre.
Sin embargo, el Madrid permanece enganchado a todos los torneos. Aún dispone de unos cuantos jugadores para desequilibrar, de un aparato táctico muy trillado y de un grupo de jóvenes con clase y carácter.
Pero queda lo sustancial: el equipo es lento, sufre en el ataque convencional, paga el peaje de Hierro y Prosinecki en el centro y el de Lasa en el lateral, tiene poca participación de los extranjeros y echa en falta gente que desborde y se vaya. Muchas limitaciones, pero el Madrid hace la goma y espera su oportunidad.
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