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Banesto no se plantea prescindir de Induráin

Miguel Induráin, "el producto más rentable de Banesto", en palabras del destituido vicepresidente Arturo Romaní, continuará casi con toda seguridad luciendo el maillot del cuarto banco del país, a pesar de su intervención por el Banco de España. Círculos cercanos a la entidad bancaria manifestaron ayer que a pesar de que el nuevo Consejo de Administración no había entrado a discutir las ramificaciones deportivas del negocio "no se barajaba no seguir con el equipo ciclista". El corredor Pedro Delgado y el director Javier Mínguez expresaron su confianza en la continuidad.

El patrocinio del conjunto ciclista supone para Banesto unos 1.200 millones de pesetas, una gota de agua dentro del agujero de la entidad, estimado en más de 500.000 millones de pesetas. Su valor como activo del banco es considerablemente superior. En 1993 la campana publicitaria lanzada con la imagen de Induráin supuso 24.000 nuevos cuentacorrentistas, unos 12.000 millones de pesetas de aumento de recursos para Banesto.Este valor como activo y la firma de unos contratos que ligan a corredores, técnicos y mecánicos con la Asociación Deportiva Banesto -agrupación presidida por Romaní y controlada directamente por el Consejo de Administración- son las premisas en que se basa Javier Mínguez para apostar por la continuidad del compromiso. "No tendría sentido que no siguieran. Nos tendrían que indemnizar con ese dinero y no sacarían nada a cambio", explica el ex director del Amaya, que hace dos semanas firmaba con el banco. "Otra cosa es que sacaran a subasta el patrocinio. Es decir, que vendieran a otra empresa sus derechos sobre el equipo". Esta posibilidad fue, sin embargo, desmentida por fuentes del banco.

Pedro Delgado, el ciclista que antes de Induráin más contribuyó a crear la imagen ganadora del equipo, espera que al final se imponga la lógica. "Aunque nadie del banco ni del equipo me han dicho nada, no estoy intranquilo", asegura. "Lo lógico, desde mi punto de vista, sería que Banesto siguiera patrocinando al equipo". Delgado, al igual que el resto de los corredores continúa entrenándose con toda normalidad y preparando las maletas para la concentración del equipo que se desarrollará a partir del 10 de enero en un hotel de Roquetas del Mar (Almería). Aunque se cree que el nuevo Consejo de Administración tardará al menos un mes en hincar el diente a los asuntos deportivos, la asociación ciclista, como el resto de industrias controladas por el banco, proseguirán su funcionamiento normal, como si nada hubiera pasado.

La Asociación deportiva Banesto, entidad con la que los deportistas firman sus contratos, está controlada directamente por el Consejo de Administración del banco, quien nombra al presidente de la asociación, interlocutor del banco con el equipo. El primer director, José Miguel Echávarri, negocia con los ciclistas sus contratos y presenta un presupuesto que es aprobado por los rectores del banco. Los corredores, entonces, firman su contrato al lado de la firma de Arturo Romaní. Estos papeles son posteriormente validados por la firma de la federación española. El consejo del banco ordena entonces el ingreso del dinero en las cuentas de los corredores. Romper el compromiso le supondría al banco un fuerte desembolso en indemnizaciones. "Igual que los que solicitan un crédito al banco tienen la obligación de pagarlo con sus intereses correspondientes, el banco tiene una obligación contraída con nosotros, y no sería lógico que lo incumplieran por lo menos el primero de los dos años por los que hemos firmado casi todos", añade Mínguez.

En una situación similar se encuentran el piloto Carlos Sainz, que tiene un contrato de unos 80 millones con el banco a cambio de lucir su publicidad, y el motociclista Jordi Tarrés. Éste mostró ayer su preocupación matizada. "Hacía por lo menos dos semanas que me olía que algo marchaba mal en el banco", explicó el pentacampeón mundial de trial. "De todas formas, Banesto no es mi primer patrocinador, que lo es Ducados, y si no sigue, ya encontraré a otro".

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