La victoria local sobrevuela Leganés, pero aterriza el empate
La calidad de Morales salvó a los blancos
La victoria sobrevoló ayer el Municipal. Faltó poco para que aterrizase sobre el césped sureño ese ansiado triunfo en casa que el Leganés todavía no ha podido brindar a su afición. La hinchada vio a su equipo remontar dos goles en contra y anticipó la fiesta soñando con un nuevo gol milagroso en el último momento. No estaba SuperMario para hacerlo. Olía a victoria. Y el Lega volvió a suspender una jornada más la asignatura de Ganar en casa.
Los pupilos de Duque no se arrugaron ante un rival, a priori, superior, y ahogaron con su presión la clase de los jugadores merengues. Dos veces tuvieron el marcador en contra, y las dos lo remontaron. A base de coraje, que es lo único que les exigen. Así se apreció en el minuto 26, cuando Barcia tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión y el técnico del Lega daba entrada a Valdivia. Mientras el jugador pepinero se despojaba del chándal, Duque le gritaba: "Venga, con cojones. No te quiero ver andar ni un momento". Y así fue. Los jugadores del Leganés no pararon de correr y robar balones en todo el partido y su presión encorsetó y vació de contenido el juego de los madridistas.
A estos argumentos, el Madrid contrapuso destellos de calidad, y eso le bastó para llevarse un punto. Los movimientos de Morales y Dani fueron observados con temor y en silencio por la afición pepinera.
El partido se rompió nada más empezar. A los cuatro minutos, Morales se aprovechaba de un tramo de la autovía Centro del Campo-Portería local abierto por la zaga del Lega y que el pequeño ariete blanco tenía el honor de inaugurar. Levantó la cabeza, vio a Aguilera un poco adelantado y pegó al cuero. Quedó inaugurada la autovía, y el marcador. "Ya empezamos", comentaba un escéptico aficionado.
Pero en ese momento surgió Alonso. Su labor rozó lo revolucionario, teniendo en cuenta que jugaba contra sus propietarios (está en el Leganés en condición de cedido por el Madrid B). Sus botas fueron las que más inquietaron a Valerio y su sublevación se plasmó en los minutos de descuento. Cuando los espectadores se aprestaban a sacar el bocata de chori de rigor que escapa de su papel de plata apenas suena el silbato que indica el descanso, Alonso recibió un balón y, a trompicones entre tres defensas blancos, se la dio a Vivar. Gol. Al comenzar el segundo tiempo, Morales volvió a pillar a la defensa del Lega fría y endosó el segundo tanto. Pero esta vez, la respuesta no tardó en llegar más de diez minutos. A partir de ese momento, ya todo era posible y el público se entregó, convencido de que la gesta estaba por llegar. Ya en el descuento, Alonso cuelga un balón en el área. Si hubo gol al final del primer tiempo, ¿por qué no va a haberlo ahora? Antonio llega en carrera y remata solo ante el portero. Pero falla. Algunos ya estaban a punto de desgañitarse para celebrar el gol de una anhelada victoria.
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