La elefanta que mató a un niño en León no estaba vigilada
El niño de ocho años Alfredo Figueiras González fue enterrado a media tarde de ayer en Ponferrada (León) en un ambiente de profunda consternación y dolor. Al funeral acudieron numerosos niños del colegio público La Puebla, donde cursaba 21 de EGB. Apenas 24 horas antes, el pequeño moría al aplastarle la cabeza una elefanta de un circo, que en esos momentos estaba comiendo sin ningún tipo de vigilancia.
El niño se había acercado al circo Roma, para ver de cerca un elefante hembra de 2.000 kilos, de nombre Naila, y 39 años, una de las principales atracciones y centro del cartel anunciador del espectáculo.
El niño, con otros de su edad, observaba junto al camión en el que se encontraba el animal cómo comía éste. Las puertas del vehículo estaban de par en par. El pequeño cogió un puñado de paja y se la ofreció, según testigos presenciales.
En ese momento, la elefanta estiró su trompa, cogió al niño por la cintura y lo llevó a su habitáculo, donde le pisó la cabeza con una de sus patas. La espeluznante visión de lo que allí ocurría era presenciada por un grupo de niños y varios adultos. Estos últimos se apresuraron a intentar sacar la cabeza del niño de debajo del animal, tirando de sus piernas. Sólo consiguieron bajarle los pantalones del chándal.
Cuando la elefanta levantó la pata el niño yacía inerte, con la cabeza destrozada. El cadáver del pequeño fue depositado en el suelo junto al camión hasta la llegada de la ambulancia. Varios niños señalaron que el animal estaba nervioso y movía la cabeza de un lado al otro del camión.
Según su cuidador, se trata de un accidente o quizá una imprudencia del niño. Naila trabaja en la pista y se hace fotos con niños encima. Nunca ha sido agresiva, es un trozo de pan". "Yo tengo dos niñas y juegan con la elefanta sin problemas", aseguró. Naila trabaja en el circo desde que era un bebé. "Ha estado aquí como todos nosotros, que pasamos de padres a hijos", señala su dornador".
Sesión suspendida
Tras el suceso, la sesión prevista para las 18.45 fue suspendida. En la tarde de ayer el juzgado que instruye el caso aún no había clausurado el circo, aunque éste permanecía cerrado. El niño muerto, el menor de tres hermanos, era natural de Ponferrada. El padre del niño, Manuel Figueiras Prada, y su esposa recibieron la trágica noticia por la policía. El juez tomaba ayer declaración a testigos y diversos responsables del circo.Desde el pasado martes, el animal servía de reclamo, subido en el camión y con las puertas abiertas, o a veces atado con una cuerda al vehículo. Cualquier persona podía tocarle, nada lo impedía. Su impresionante tamaño era destacado por niños y adultos.
La niebla se fundía ayer con el silencio de los componentes del circo Roma, abrumados por la avalancha de medios de comunicación y curiosos.
Naila, la vieja elefanta causante del terrible accidente, permanecía encerrada a cal y canto en el viejo trailer, y emitía tímidos ruidos por los respiraderos del camión. Ayer, sí, una cinta plástica roja y blanca atada a una tarima de hierro y a las cuerdas de un toldo formaba un cuadrilátero que impedía acercarse a pocos metros del vehículo donde se hallaba el animal. Nadie merodeaba en el interior del circo. Todos permanecían como Naila, dentro de sus caravanas. Tres pacas de paja húmeda al pie del camión esperaban a ser devoradas por el paquiderino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.