_
_
_
_
COMPETICIONES EUROPEAS DE FÚTBOL

El Deportivo se gradúa

Un gol de Manjarín dejó sin opción alguna al Aston Villa

Xosé Hermida

El Deportivo ha obtenido su graduación en Europa. Lo que haga a partir de ahora en la Copa de la UEFA podrá añadir muchos méritos a su historial, pero ya nadie le quitará el diploma logrado ayer en uno de los templos sagrados del fútbol británico, el Villa Park de Birmingham, un escenario de pesadilla hasta para los equipos más curtidos. El terrorífico ambiente pareció amedrentar al Deportivo en los primeros minutos, pero bastó que se adelantase en el marcador para tomar definitivamente el timón, que sólo abandonó cuando el rival se lanzó a la desesperada al final. Fue una noche irrepetible. En el último suspiro ofreció incluso un espectáculo asombroso: los ingleses desertaban por docenas de las gradas y sólo se oían los cánticos de los seguidores gallegos.Ron Atkinson jugó al despiste. Los deportivistas esperaban un Aston Villa furibundo, dispuesto a intimidar a su adversario con un ataque sin cuartel. Pero los británicos hicieron exactamente lo contrario: entregaron sin recato el balón a los deportivistas y se armaron de paciencia para esperarles en el medio campo y buscar las punzantes penetraciones de Balian Atkinson y Daley, dos balas todavía humeantes por las víctimas que se cobraron en el encuentro de Riazor. La experiencia de ese partido fue probablemente lo que convenció a Ron Atkinson para adoptar una actitud tan precavida. Allí, los británicos salieron con tres delanteros y sólo la impericia del Deportivo ante la portería impidió que el Aston Villa estropease la eliminatoria en los primeros 1.5 minutos.

La cautela inglesa pareció asustar al Deportivo. El balón se convirtió en una pesada carga para los blanquiazules, temerosos de irse del paseo a campo contrario y dejar abierta la puerta de su casa. Esta actitud colectiva tuvo su reflejo en inquietantes comportamientos individuales. Por ejemplo, el de Fran, siempre dispuesto a cargar con el trabajo de romper la primera línea del adversario, pero extraordinariamente cohibido en el inicio.

Con los dos equipos empeñados en vigilar la cartera, el partido derivó en una especie de juego de a ver quién perdía antes la paciencia. Tan gélido era el fútbol sobre el césped que incluso se fueron apagando progresivamente los sobrecogedores rugidos de la grada del Villa Park. En cualquier caso, tal y como estaban las cosas, parecía claro que sólo una jugada providencial podría hacer que uno de los dos equipos torciese el brazo y se decidiese a buscar abiertamente la victoria. Y el protagonista tuvo que ser Fran, quien finalmente pudo expiar la culpa de su inhibición inicial. Corría el minuto 36 cuando el capitán blanquiazul recibió un balón al borde del área. Con el rabillo del ojo, vio a Nando avanzar inconteniblemente por su banda, le puso la pelota en el pie de un toque suavísimo y el valenciano centró al segundo palo, donde la cabeza de Manjarín hizo enmudecer al Villa Park.

Entonces empezó otro partido y el Deportivo fue claramente superior. Todo su miedo se desvaneció al ver a su rival herido. Los coruñeses se lanzaron a por el balón con una voracidad insólita y sólo dos minutos después del gol Bebeto pudo sentenciar.

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_