Un turista español asaltado junto a su familia en una autopista en Miami
Al médico José Luis Gallego nadie le había explicado que el lujoso centro comercial situado en Bayside (Miami) se convierte por las noches en una trampa mortal para los visitantes incautos. Tampoco le dieron el preceptivo mapa en el que se señalan los puntos negros de la ciudad de las palmeras donde han perdido la vida nueve turistas desde el pasado mes de octubre. Acompañado de sus dos hijos, de 12 y 11 años, y su hermana, conducía el pasado día 2 de septiembre a las nueve y media de la noche hacia el centro. Nada más pasar un peaje, y en una zona poco iluminada, otro automóvil le embistió y le lanzó contra la mediana."Al bajarme del coche, me acerqué al conductor. Era un chico joven, de unos dos metros, de raza negra", relató José Luis Gallego a Radio Nacional. "Al preguntarle en inglés qué ocurría, él, sin mediar palabra, me pegó un primer golpe. Del asiento posterior del coche salieron tres más. Dos de ellos me cogieron por el brazo, me pusieron de rodillas y me apalearon"."Fue tremendo, porque los niños gritaban desde el coche: 'Por favor, no matéis a papá'. Me aplicaron una llave de karate al cuello (...) Pensaron que me habían matado y se dirigieron hacia el coche donde estaban mis hijos y mi hermana"."Quería que me atropellaran"
Los asaltantes intentaron poner el coche en marcha, pero no lo consiguieron porque Gallego había bajado consigo la llave de contacto. "Entonces la emprendieron a golpes con mi hermana y, con la niña pequeña", continúa. "Me tiré en medio de la autopista con la intención de que me atropellaran y me mataran, porque pensé que si me mataban por atropello tendría que parar alguien y salvaría a mi familia".
El conductor del vehículo ante el que se arrojó pudo esquivar el cuerpo del médico español y se detuvo. "Debió pensar que era una estratagema para robar. Se bajó con una barra con la intención de pegarme. Tras decirle que me ayudara se dirigió hacia los delincuentes y éstos empezaron a correr. Luego llegó la policía". Tras pasar tres días en el American Hospital de Miami, Gallego fue al consulado español. Allí, una secretaria le informó que debía presentar su caso por escrito aunque, según la víctima, la funcionaria le advirtió que "no le iba a servir de nada". Gallego afirma que aún no ha recibido ni una llamada del cónsul español, Fermín Prieto Castro.
"A mí me robaron 900.000 pesetas que llevaba en el coche Para afrontar los gastos de mi hija, que se ha quedado en EE UU estudiando", asegura Gallego. "La obligación del consulado era facilitarme las gestiones para acceder a una indemnización con cargo a un fondo que se ha creado en Florida para atender los casos de turistas que han sufrido agresiones, pero he tenido que hacerlo a través de una abogada de allí".
Este diario no había conseguido, en la tarde de ayer obtener la versión del cónsul español.
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