El movil del poder
Los socialistas echan en saco roto el consejo de González para que discutan sólo temas que los cIudadanos entiendan
La lucha por el poder en el PSOE es, de momento, el asunto que consume las energías de los dirigentes socialistas cuando faltan algo más de cinco meses para que se celebre el congreso federal. Quiénes ocuparán las sillas de la próxima comisión ejecutiva federal, quiénes serán los componentes del comité federal, si se creará o no un órgano intermedio entre esas dos instancias y, sobre todo, quién será el hombre fuerte del partido, junto al secretario general, Felipe González, constituyen los temas fundamentales desde la crisis de la pasada Semana Santa, que derivó en la convocatoria de elecciones anticipadas.Todo empezó con el objetivo de "echar a Guerra", como decían sus adversarios, aunque, según pasa el tiempo, y sin apearse del todo de ese fin, parece que hay intención de matizar y dar alguna altura al debate, según indicación del propio Felipe González. Así que hay que elaborar documentos.
Hay unanimidad en que la ejecutiva deberá reducirse notablemente para ser más operativa, lo que resulta imposible con la treintena de dirigentes que ahora la componen y que, si se llega a la creación de un órgano intermedio, no tendrá funciones ejecutivas, sino de consulta y reflexión.
También en este caso se reconoce que se crearía para satisfacer demandas de poder de los secretarios regionales y presidentes autonómicos, que quieren tener voz en un órgano federal y no estar sujetos a la discrecionalidad del secretario general para cuando, de manera esporádica, quiera reunirles, como ocurre ahora.
Salvo contadas excepciones de algunos dirigentes y militantes preocupados estrictamente por cuestiones doctrinales, el debate hasta ahora en el partido gubernamental no traspasa el cerco de la lucha por el poder que se remonta al anterior congreso, hace casi tres anos, pero que no pudo plasmarse en cambio, dado que el secretario general, Felipe González, una vez más, dejó al vicesecretario general, Alfonso Guerra, que hiciera lo que estimara oportuno, con la consiguiente exclusión de quienes empezaban a plantearle batalla.
De momento, los consejos de Felipe González respecto a que los ciudadanos no entienden ni les interesa" la pelea dentro del PSOE y las cuitas internas están cayendo en saco roto. González no obstante, sí predica con el ejemplo, ya que en las reuniones internas dedica muy poco tiempo a hablar de las cuestiones internas, en tanto que se extiende en los problemas del país, en las posibles soluciones y, en el campo doctrinal, sobre cómo debe adaptarse el socialismo democrático a los tiempos que corren, con posiciones que hubieran sido consideradas poco ortodoxas hace unos años, según un dirigente socialista.
Las reflexiones que propone Felipe González tienen que ver con el alcance y los límites del Estado del bienestar para impedir que su generalización sin control pueda llevar a la quiebra del sistema público.
Pero de estas cosas todavía no se ha empezado a hablar en serio en el PSOE ni apenas hay textos al respecto. Un dirigente socialista reconocía el regusto de los socialistas y de la izquierda en general por enredarse en cuestiones orgánicas. "Al final lo que parece que más nos gusta hacer son estatutos".
En estos momentos hay militantes de todas las federaciones escribiendo documentos sobre los órganos de poder, sobre la proporcionalidad en la representación, sobre el voto individual o por cabeza de delegación, sobre los comités de disciplina y un rosario de otros asuntos que resultan ajenos a aquellos ciudadanos que no militan en partidos políticos.
Muchos de los autores de los textos, que ya circulan fotocopiados entre militantes, están llenos de buena intención con el afán de llevar el ideal democrático a su partido. Por ejemplo, algunos consideran que los ideales de democracia y el restablecimiento de las libertades en España, a las que tanto han contribuido en los últimos años, no se corresponden con la vida interna del partido.
Algunos de estos autores han sufrido en sus carnes la defenestración política, sea por la dirección federal del partido o por las direcciones regionales y provinciales. En sus textos hay largos apartados dedicados a los derechos de los militantes, entre los que figuran la libertad de expresión fuera de los muros del partido y la posibilidad de acudir a los órganos de justicia como cualquier ciudadano si consideran que sus derechos comos ciudadanos han sido atropellados. En el PSOE y en todas las organizaciones, la justicia la imparte el partido.
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