Hezbolá mata a 8 soldados israelíes en Líbano en venganza por los bombardeos de julio

Hezbolá (Partido de Dios), la guerrilla libanesa proiraní, cumplió ayer su promesa de vengarse de los masivos bombardeos israelíes que a finales de julio se cobraron la vida de 132 personas y provocaron la huida de más de 250.000. De madrugada, la explosión de tres bombas activadas por control remoto se cebó en una patrulla, siete de cuyos integrantes resultaron muertos y otros dos heridos. Fue el ataque más mortífero desde que, en 1988, una acción suicida con un coche bomba causó ocho muertos. Por la tarde, la explosión de otra bomba se cobraba la vida de un soldado más. Ambas acciones se perpetraron en la zona de seguridad establecida por Israel en el sur de Líbano. La réplica israelí llegó con el bombardeo de tres bases de Hezbolá en el valle de la Bekaa.

"El enemigo creyó que su agresión debilitaría la resistencia", aseguró un dirigente de Hezbolá, "pero ahora sabe que cuanto más nos presione, más decididos estaremos a resistir. La lucha continuará hasta que nuestra tierra esté liberada". La crisis de julio se saldó con el fin de los bombardeos contra el sur de Líbano y la promesa de la guerrilla de no lanzar cohetes contra el norte de Galilea.

Ni Hezbolá ni el Ejército libanés ni Siria (que ejerce un indiscutido protectorado sobre Líbano) garantizaron, en cambio, que no fueran a reproducirse los ataques contra las fuerzas israelíes en la franja del sur de Líbano, justo donde se perpetró el atentado de ayer. Esta zona fue creada por Israel en 1985 para proteger el norte del país, una vez que ordenó el fin de la ocupación libanesa.

Dado que el ataque de ayer en la Bekaa no tuvo resultados espectaculares (según Hezbolá, sus bases estaban desiertas), se especula con una respuesta más rotunda.

El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, amenazó con volver a disparar sus cohetes contra la zona de Galilea si se producen nuevos bombardeos del sur de Líbano, como los de julio.

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