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El Madrid aburre, pero refuerza la credibilidad de su sistema

El Madrid no empieza, continúa. Ayer no ofreció propuestas nuevas. Ni un solo detalle distinto. Lo que hay es lo que había, el laboratorio de Floro sobre todas las cosas. Una ventaja, sin duda: los jugadores ya conocen la lección y además la tienen aprendida. No andan metidos en pruebas. Simplemente persiguen coger el ritmo.Su apuesta es la insistencia: mover el balón de lado a lado hasta encontrar la calle buena. Si no aparecen huecos, ya asomarán. Si sale mal ahora, ya se acertará. Siempre tranquilo, sin perder jamás la compostura. El Madrid no se descoloca nunca. Ayer no impresionó, pero reforzó la credibilidad de su sistema.

La novedad, Alkorta, también ayudó a que nada supiera a estreno. Dejó menos teatralidad que Rocha, pero la misma eficacia. Fueron sus primeros 45 minutos en el Madrid y dio la sensación de haberse pasado media vida al lado de Floro.

Todo fue, por tanto, como el año pasado. Las virtudes: la perseverancia y el saber siempre qué hacer y hacia dónde desplazarse. Y los defectos: carencia de laterales (tal vez Vitor lo solucione) y que no divierte. Al Madrid se le cree, pero no enamora.

Fotocopia

Fue tan exacta la fotocopia de la pasada temporada, que el Madrid ganó el partido con la mejor arma de entonces: la entrada vertical y arrolladora de Hierro hasta el área. Cuando lo hizo, Milla ya estaba en el campo. Hierro tiene más facilidad para mostrar su revólver cuando el ex barcelonista le cubre las espaldas.El Albacete también dejó el continuismo como apuesta (la prolongación de las ideas de Espárrago, que la zona de Floro y Rubio ya quedó olvidada). Los dos marcadores atrás, la presión basculante en el centro del campo y los balones largos, larguísimos hacia los puntas. Claro que le faltó Zalazar. Es decir, casi todo. Tuvo, eso sí, a Dos Santos: un delantero escurridizo y venenoso, del corte Futre y Kosecki, que amenaza con revolucionar la Liga. Y a Conejo, que vuelve al equipo tras un año de asueto en Costa Rica. Los manchegos tuvieron sus opciones, pero acabaron desesperados ante el carácter imperturbable de los blancos.

El Madrid saldó con victoria su debú de pretemporada. Fue lo de menos. Lo de más, que aunque aburrió y cometió errores al final reforzó la credibilidad de su sistema. Y Milla la suya. Y hasta Alkorta. Quedan por ver Vitor y Dubovski.

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