La mala suerte de Prudencio
Prudencio Induráin continúa en el Tour por amor propio y fidelidad al Banesto. Desde su caída, cada etapa ha sido un verdadero tormento. En la de Marsella, la generosidad del director deportivo del Castorama, Bernard Quilfen, le permitió concluir la jomada. Quilfen vio descolgado a Prudencio con la bicicleta averiada y le prestó una de las suyas. Como las fijaciones al pedal no eran las mismas, Prudencio tuvo que calar como pudo los pies y llegar a la meta en una postura muy incómoda. No fue él último, sino penúltimo, todo un detalla de orgullo.
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