Attali dimite como presidente del BERD y culpa a la prensa de su caída
Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) cerró ayer un capítulo de su y tormentosa historia. Jacques Attali presentó su dimisión como presidente de la entidad, al cabo de tres meses de recibir durísimas críticas internas y externas contra su gestión. Attali culpó a la prensa de su caída, pero no fueron sólo los periodistas, sino el Gobierno de Estados Unidos y otros accionistas del BERD, quienes consideraron inaceptables los gastos suntuarios del polémico banquero francés.
Attali remitió una carta de di misión a la presidenta del consejo de administración del BERD, la ministra de Finanzas sueca Anne Wibble, en la que afirmaba: "El banco ha sufrido una atención periodística crecientemente negativa en los últimos meses. No creo que ninguna de mis acciones haya sido merecedora de reproche, pero, desafortunadamente, esa atención (de la prensa) ha empezado a dañar el funcionamiento del banco y a sus empleados. En interés de la entidad, he tomado la decisión de dimitir".El BERD fue creado hace dos años para fomentar el desarrollo de los países ex comunistas y sus accionistas son los Estados del continente, la CE y otras potencias, como EE UU, Canadá y Japón. El Reino Unido se quedó con la sede y en compensación, Alemania asumió el control del consejo de gobernadores y Francia nombró al presidente. La figura de Attali, ex asesor del presidente francés François Mitterrand, suscitó reacciones negativas desde el primer momento.
Desconfianza
La influyente prensa británica le recibió con una clara desconfianza que el propio Attali atribuyó a su condición de "intelectual, socialista y judío". Pero no hubo ataques directos hasta el pasado mes de abril, cuando el BERD presentó su primer balance.La prensa, y muy especialmente el poderoso Financial Times, se escandalizó ante las cuentas del banco. Resultó que se había invertido más en decorar la sede central de la entidad, un rascacielos alquilado en la City de Londres, que en el desarrollo del este de Europa. El balance reflejaba un gasto de 130 millones de pesetas en sustituir el mármol original del vestíbulo por mármol de Carrara, 1.80 millones en un auditorio con 300 plazas, 35 millones en obras de arte y 450 millones en paneles y puertas de madera noble, además de otras partidas menores. En el apartado de viajes, destacaban los casi 110 millones de pesetas gastados en el alquiler de diversos aviones privados para uso particular de Attali y su séquito.
Esas cifras resultaron inaceptables para algunos de los accionistas, especialmente Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Aunque en la asamblea general no hubo más que una reprimenda para Attali, y un acto público de contrición por parte de éste ("Admito que. se han cometido errores, el mármol por ejemplo", dijo Attali), entre bastidores se puso en marcha una operación para sustituirlo.
Lloyd Bensten, secretario del Tesoro estadounidense empezó entonces a recabar apoyos entre los socios europeos para derribara Jacques Attali. Este, a su vez, se movió con rapidez e impulsó una reforma interna del banco con la intención de atraerse a una mayoría de los accionistas y bloquear la iniciativa de Washington. La guerra en los despachos acabó inmovilizando la entidad.
Attali y sus enemigos siguieron con su enfrentamiento hasta ayer mismo, cuando, de nuevo el Financial Times, publicó una información definitiva: el presidente del BERD había cobrado dos veces por un mismo billete de avión Londres-Tokio, primera clase, el pasado 15 de mayo. Attali afirmó inmediatamente que se trataba de un "error administrativo", pero el daño era ya irremediable y dimitió a media mañana.
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