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Más vatios, es la guerra

Los grandes partidos rivalizan en luces y sonido en todos sus actos públicos

Miles de vatios de luz iluminan el escenario al que acaba de subir el gran líder. Viste impecable traje azul oscuro y sonríe de felicidad comprobando que en el polideportivo no cabe un alfiler. Los equipos técnicos han elevado al máximo la potencia de sonido, y la música que abre y cierra los mítines del PSOE suena atronadoramente entre el fragor de los aplausos. Felipe González se coloca ante el estrado, revestido con un módulo de impecable diseño en blanco y gris que luce el emblema socialista. El fondo es completamente blanco, grandes paneles sobre los que se lee, en letra pequeña y roja, "Gobernando con la mayoría". El PSOE sigue fiel a, una imagen que se forjó allá por 1982, en los años del cambio. Desde entonces, y habida cuenta del éxito obtenido, la música es la misma, la tipografía es la misma, y los colores de los carteles, los mismos.Tampoco el Partido Popular ha cambiado la música que jalea a su líder en cada etapa de esta larga campaña electoral. La composición musical, otro modelo de tatachín original y especialmente creado para este partido, ha sido sometida, sin embargo, a varios arreglos. En cuanto al estrado, se ha impuesto un estilo muy de congreso, en el que predominan los tonos azules, el blanco y un pequeño toque de rojo. La escenografía varía ligeramente de acuerdo con las aportaciones locales. En León, por ejemplo, José María Aznar dio su mitin subido en una espectacular tarima con fondo floral, revestida con una tela de color azul intenso.

Pero los escenarios, aunque estén flanqueados por azafatas impecablemente uniformadas, como en el caso de los mítines del PP, no son nada si no van acompañados; de otros elementos capitales. En primer lugar, seguidores incondicionales a miles. Y en segundo lugar: luces deslumbrantes, y sonido atronador. Juan Grajera, un veterano técnico que maneja estas últimas cuestiones de la puesta en escena del Partido Popular, se conoce al dedillo el mecanismo de funcionamiento. "El sonido hay que ecualizarlo de acuerdo con el timbre de voz de cada orador, y aquí", dice señalando el techo trenzado de tubos metálicos del polideportivo de León, "lo tenemos muy dificil". Juan Grajera acciona la potencia de los focos al máximo cuando los seguidores de Aznar aplauden todos a una. "La luz es importantísima para acompañar el estallido de entusiasmo", dice. Pero es también una enemiga natural de los candidatos, que sudan como ciclistas bajo las camisas de diseño.

Desesperado con la potencia que le enchufaban sus técnicos directamente a la cara, Felipe González llegó a modificar incluso su discurso, en el polideportivo de Logroño. "En todas las etapas hay luces y sombras...", estaba diciendo el líder socialista, "menos aquí, que sólo hay luces y me voy a derretir ... "

Menos lujos

Luz y sonido contribuyen decisivamente a atizar los ánimos en los mítines de los dos principales aspirantes a la presidencia del Gobierno. Pero ¿y el resto de los partidos y coaliciones de ámbito nacional que aspiran a sacar escaños el próximo 6 de junio?

Las cosas cambian sensiblemente. Sin llegar al lujo de los más grandes, Izquierda Unida ha organizado con decoro los mítines, en los que, hasta antes del infarto, la estrella era su coordinador general, Julio Anguita. Mientras, Rafael Calvo Ortega, líder del CDS, sufre las consecuencias de una campaña modestísima y un partido en franca crisis. Izquierda Unida apoya su mensaje en la música del No nos moverán, y usa el verde y el rojo en sus carteles, que hablan de La alternativa necesaria. Tan necesaria como lo es el centro, a juzgar por el lema del CDS, partido que actúa con una de las músicas que se han hecho más populares.

Claro que para penurias económicas las de Los Verdes, que han reducido al máximo sus apariciones en público. Su primer candidato por Madrid, Francisco Garrido, un profesor universitario que reside en Granada, se, ha visto obligado a recurrir a la hospitadad de una compañera de partido mientras dura la campana, y costea de su bolsillo los viajes a Granada para ver a la familia.

No es el caso del CDS, que ha alquilado un autobús, como cualquier partido que se precie, para desplazar a los periodistas que siguen a su líder, aunque las dificultades técnicas basadas en una cierta precariedad económica le han hecho pasar algún que otro mal rato a Rafael Calvo.

Por ejemplo, no es la primera vez que le fallan hasta los micrófonos al líder del CDS. Eso le ocurrió en un acto celebrado en Getafe, apenas iniciada la campaña electoral oficial. El acto era más bien un encuentro con simpatizantes de una zona, en pleno cinturón industrial de Madrid, donde hay sobreabundancia de carteles de alternativas rivales, como el PSOE e IU. La voz de Calvo Ortega se iba y volvía alternativamente para desesperación de sus seguidores. Pero el líder no se arredró en ningún momento. "Vota CDS, vota libertad, vota por el Centro Democrático y Social", cantaban los altavoces. Sobre el escenario, una mesa modesta decorada con carteles con las letras verdes del CDS y una pancarta con la leyenda "El centro es necesario", colgando de una cuerda de extremo a extremo del salón. En el patio de butacas, poco más de 60 personas, algunas con banderas del partido enrolladas.

Calvo Ortega se queja de su suerte. "No es igual ir con 30 asesores de un lado a otro que con una bolsa y otro compañero", dice. Por eso le molesta tanto que "nadie haya reconocido el coraje de este partido", insiste en su breve discurso ante el público.

El telediario

Claro que hasta los grandes afrontan sus penurias. El equipo de Aznar vive para el momento cumbre del mitin. Ese en el que las cámaras de TVE enchufan en directo con la intervención del líder del PP para emitirla en al Uno de sus telediarios. Miguel Xngel Rodríguez, su jefe de prensa, acciona las luces desde el equipo de mando, para advertir a los teloneros que no se pasen de la hora. El que está hablando antes que Aznar es nada menos que un ex ministro de la extinta UCD, Manuel Núñez, y parece resistirse a abandonar la tribuna. Rodríguez acciona nuevamente la palanca que enciende una luz de atención en el atril sobre el que se apoya Nuñez. Esta vez el telonero atiende y se apresura a acabar. Rodríguez comprueba que el telediario está a punto de iniciarse en el pequeño monitor que lleva encima, hay que tenerlo todo controlado, no sea que vuelva a ocurrir lo mismo que en Pamplona: el candidato de Unión del Pueblo Navarro se calentó en exceso, y al final el dichoso directo se lo comió entero él.

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