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GOLF

La voluntad devuelve a Langer a la gloria con el triunfo en el Masters

¿Un título del Grand Slam del golf?. ¿Un apetecible cheque de 306.000 dólares -unos 36 millones de pesetas-? Sí, todo eso lo ganó el alemán Bernhard Langer al imponerse en el Masters de Augusta. Sin embargo, se hizo con mucho más. Fundamentalmente, con la satisfacción personal de un sacrificio recompensado. Su fuerza de voluntad le ha permitido regresar triunfante del abismo de sus temblores con el putter.

Muchos, demasiados, fueron los que dieron a Langer por perdido para la causa golfistica en 1988. "Lo suyo sí que es una crisis", decían; "o le eliminan o queda a un montón de golpes del primero". Era cierto. El vencedor del Masters (le 1985 había sido víctima del peor mal posible. Los yips, la incapacidad para mantener sus manos firmes con el putter, le tenían atribulado. "Es su fin. No podrá recuperarse nunca", vaticinaron hasta los expertos. Incluso el inglés Tony Jacklin, el capitán por entonces del equipo europeo en la Copa, Ryder -su enfrentamiento bienal con el nortearnericano-, le aconsejó que se retirase a través de unas declaraciones a la prensa germana aunque luego, cara a cara, se las matizase.Langer resistió, no obstante, todos los envites de la desgracia. Al principio, dejó de fallar los cortes en los torneos. Más tarde, empezó a figurar de nuevo en los lugares destacados. Finalmente, volvió a anotarse algunos. En este sentido, su victoria en el Open de España de 1989, en su campo talismán, el valenciano de El Saler, escenario de su récord en 18 hoyos (62 golpes), fue determinante. Mostró su decidido paso al frente, el retorno a la aparente normalidad de la innegable clase de quien lleva desde 1979 obteniendo al menos un triunfo anual en el circuito europeo, algo que sólo supera Severiano Ballesteros.

Sin embargo, no era suficiente. Si él se exigía mucho, los demás todavía le exigían más. "Sí, se ha recobrado, pero jamás se adjudicará otro certamen grande", anunciaban; "se le ha pasado la hora". Una equivocación. A sus 35 años, Langer ha retornado a sus andadas brillantes.

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