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El equipo de Luyk gana al Caja San fernando por KO en seis minutos

El Ferrol,Una de las frases que más se escuchan en los vestuarios, solemnes santuarios donde se desvisten los jugadores entre conjuros de motivación colectiva, fuman los entrenadores y preparan sus planillas los delegados, es la que advierte de los peligros de los primeros minutos de partido. En esos primeros escarceos, es corriente un amistoso cambio de impresiones, sobre todo si se trata de dos equipos (como son Real Madrid y Caja San Fernando) que no cuentan con antecedentes belicosos en sus anteriores disputas. Se tantean las fuerzas, se reconocen ambiciones y se deja para un poco más adelante resoluciones más decisivas. Pero a veces, y por ello la advertencia, se ganan y pierden partidos.

Es probable que el Caja San Fernando, aun temiendo esos primeros minutos de choque, saliese dispuesto a complicarle la vida al Real Madrid, y de tener que dar alguien primero, que fuesen ellos. Lo que ocurrió una vez que los árbitros pusieron el balón en juego no entraba en los planes de nadie, ni siquiera del equipo blanco. Sólo los sueños de Luyk podrían haber imaginado un arranque de Copa del Rey como el que se vió en el frío Pabellón ferrolano.Sabonis siembra el terror

El salto inicial nunca fue tan premonitorio. A un lado, Sabonis; al otro, Middleton. El lituano se lo llevó nítidamente, con insultante superioridad. Los primeros seis minutos, los que duró el partido propiamente dicho, fueron una constante repetición de esa dinámica. El Madrid encadenó una fantástica serie de 10 aciertos consecutivos (cuatro de ellos triples) que colocó su casillero en 25 puntos. El Caja San Fernando, impotente ante el vendaval, buscaba a Middleton. ¿Dónde estaba el segundo máximo anotador de la Liga ACB?. Desaparecido en combate. En una audaz maniobra, Luyk le había emparejado con Sabonis, y al norteamericano no le llegaba la camiseta al cuerpo. Su primer intento de canasta (minuto 5) tocó el aro de milagro. El segundo (minuto 6) no tuvo tanta suerte y Sabonis le colocó un gorro del que ya nunca se repuso.Sabas entonó otra vez su mejor nota. No es ya lo que anota (26 puntos), lo que coge bajo el aro (14 rebotes) o los tapones que coloca (3). Es que siembra el terror. Y si alguien no se lo cree, que le pregunte a Middleton.

El Madrid calentó motores en un partido que duró seis minutos. Por algo los entrenadores tienen siempre su frase preparada antes de cada contienda.

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