'El duelo de los sexos', para la mujer
Judith Polgar, vencedora de Spasski, aspira a dominar el ajedrez mundial
El carisma, el palmarés y la progresión de Judit Polgar, de 16 años de edad, recuerdan cada vez más las hazañas juveniles del estadounidense Bobby Fischer. La húngara ya es la ajedrecista más brillante de la historia y la mejor pagada. Su triunfo por 6,5 a 5,5 puntos sobre el francés Borís Spasski, ex campeón del mundo, en el duelo de los sexos, en Budapest, la supone 13 millones de pesetas. Su techo parece lejano.
"No me interesa el Campeonato del Mundo femenino. Quiero estar entre los 10 mejores de la lista absoluta". Ese deseo de Judit será pronto una realidad si se mantienen sus éxitos: campeona de Hungría en 1991, segunda en el torneo de Madrid de 1992 y reciente ganadora del de Hastings (Reino Unido) tras una doble victoria sobre el ruso Eugene Baréiev, el octavo.¿Estaba en sus genes su talento o fue desarrollado al máximo en un ambiente familiar anormal? Como sus dos hermanas, Zsuzsa y Sofía, Judit no fue al colegio porque sus padres, maestros, decidieron educarla en casa y con el ajedrez como base. Esa evidencia, que inclina la balanza hacia la segunda teoría, queda refrendada por Judit: "Es lógico que yo juege mejor que mis hermanas mayores. Al entrenarme, ellas me han transmitido su experiencia".
Zsuzsa, de 23 años, es la segunda de la clasificación femenina, presidida por su hermana menor, y está disputando, en Montecarlo, con la georgiana Ioseliani la final de candidatas al título mundial de la china Xie Jun. Sofía, de 18, es la única de las tres que muestra cierta renuencia hacia el ajedrez profesional. Pese a ello, se mantiene entre las 15 primeras desde 1986, cuando las Polgar e Ildiko Madl arrebataron la medalla de oro a la URSS en la Olimpiada de Dubai.
Judit, la 56ª, fue la única mujer entre los 100 primeros de la clasificación mundial del 1 de enero y es probable que dé un gran salto en la del 1 de junio. La húngara, que se negó a jugar en Belgrado, afrontó su compromiso con Spasski con una pasmosa seguridad: "Soy mejor, pero me interesa enfrentarme a él para adquirir experiencia en los uno contra uno".
Los vestigios del machismo son patentes en algunas opiniones sobre Judit. Por ejemplo, el ex campeón Mijaíl Botvínik, ruso, la excluyó de su pronóstico sobre las grandes promesas. Pero los problemas psicológicos que causa esa actitud favorecen a Judit: "A medida que aumentan mis éxitos, los jugadores me respetan más y se dan cuenta de que juego como un gran maestro. Si no lo asumen, peor para ellos".
Sus padres negocian ahora un duelo a 12 partidas y con 35 millones en premios con el británico Nigel Short, retador del ruso Gari Kaspárov, campeón del mundo.
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