Guerra culpa a los renovadores y a los "nuevos ricos del partido" del retroceso socialista

El vicesecretario general de] PSOE, Alfonso Guerra, considera que el descenso en la intención de voto para su partido está en relación "no sólo en la estrategia de desgaste de la derecha", sino en la "deslegitimación realizada por los sindicatos", las tesis de "los compañeros" que proclaman la muerte de las ideologías y la presencia del "nuevo riquismo en gestores que eran del partido". A este análisis, realizado en el comité federal socialista clausurado el sábado en Madrid, añadió la escasa cohesión y "solidaridad" que han mostrado, a su juicio, sectores renovadores del partido con la dirección.

Miembros del comité federal del PSOE reconocen que no es posible hablar de posiciones divergentes entre el secretario general, Felipe González, y el vicesecretario general, Alfonso Guerra, en sus respectivas intervenciones del comité federal, sino que existen diferencias en donde cada cual pone el énfasis político.En esta ocasión, Alfonso Guerra hizo un canto a la necesidad de que el PSOE marcara sus perfiles ideológicos y que estuviera claro para los ciudadanos que este partido sigue siendo el defensor de los trabajadores y de los más débiles de la sociedad.

Según informaron asistentes a la reunión, Guerra empezó su análisis señalando que el desgaste de su partido no sólo era fruto "de la estrategia de la derecha", sino de las percepciones que la sociedad tiene de la gestión socialista.

Los ciudadanos, a juicio de Guerra, han tenido claro durante años que el PSOE "defendía a los trabajadores", en tanto que ahora pueden creer "que defiende a los poderosos", y ello por varias causas: "La deslegitimación que han hecho los sindicatos de la política del Gobierno; las tesis de los compañeros que proclaman la muerte de las ideologías y el nuevo riquismo de gestores que han sido socialistas".

Segundo reproche

En interpretación de quienes le escuchaban, el segundo reproche va dirigido tanto al equipo económico del Gobierno como al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, que ha proclamado la necesidad de ampliar la base social a la que se dirigen los socialistas. En el caso de los nuevos ricos, nadie en el federal tuvo duda de que se refería al ex ministro de Economía Miguel Boyer.

En este apartado, Guerra defendió la necesidad de que se respetara el acuerdo alcanzado en la Ley de Huelga con los sindicatos, en tanto que Felipe González no dudó en afirmar que quizá serían convenientes "algunos cambios" en dicha ley. "Puede haber correcciones en el Parlamento", dijo González. En esta línea, el presidente del Gobierno anunció que serían necesarios cambios en "los sistemas de contratación".

Miembros del comité federal señalan que, aunque Guerra apareció a la izquierda política de González, no se puede hablar de antítesis, en tanto que el jefe del Ejecutivo apostillaba sus reflexiones "más pragmáticas" con el recordatorio de que se había hecho política socialdemócrata en materia social.

"Apropiarse" del líder

El elemento de la división fue el segundo bloque utilizado por Guerra para señalar posibles causas del descenso de voto y reprochó que un sector intentara "apropiarse" de la figura de González.

En concreto, Guerra citó las interpretaciones que se dan después de reuniones de las ejecutivas cuyo principal argumento es que González da la razón a los renovadores. El número dos socialista dijo que la discrepancia política e ideológica, y citó a Izquierda Socialista, era respetable pero no "la apropiación del candidato".

Representantes renovadores hicieron un canto del líder e instaron a que todo girara en tomo a González, que debía ejercer de secretario general. Guerra quiso hacer una pirueta dialéctica al manifestar su extrañeza ante esa insistencia, y preguntó si es que había duda de quién era el líder y si se quería manifestar que González no había cumplido con su obligación. "¿Es que alguien quiere presentar una moción de censura al secretario general?", preguntó.