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Atracadores de alta velocidad

La 'banda de los madrileños' iba y venía en el AVE para desvalijar bancos en Sevilla

Con el tren de alta velocidad (AVE) se podía llegar a Sevilla en dos horas y media y visitar la Expo, por ejemplo. Pero tras ella hay quien, por 8.500 pesetas, puede tomar el tren en Atocha y 12 horas después estar otra vez allí con siete millones encima, después de haber desvalijado un banco, a 471 kilómetros de distancia, en una calle de Sevilla. Eso era lo que hacía la banda de los madrileños: tres muchachos veinteañeros tomaron dos veces el AVE y usaron las nuevas rondas y puentes de la capital de Andalucía para dar sus golpes y escapar a alta velocidad.

Tres grupos de atracadores a bancos han mantenido en vilo a la policía sevillana en lo que va de mes. El balance de atracos en los primeros 23 días del año -un total de ocho- ha sido tan espectacular que incluso ha provocado una cierta alarma entre la población.La banda de los madrileños -bautizada así en el argot policial- era uno de los grupos. Está integrada por I. S. R., de 22 años; A. M. S., de 24, y A. G. G., de 25. Los tres jóvenes fueron detenidos después de conseguir un botín de siete millones de pesetas en el Banco Central de la avenida de Moliní. La policía atribuye también a los atracadores el asalto al Banco de Andalucía de la Ronda de Capuchinos, con un botín de dos millones de pesetas.

Lo curioso del caso ha sido el modus operandi de los atracadores. Los tres jóvenes llegaron a Sevilla el pasado día 9, después de coger el AVE en Madrid, su ciudad de residencia, llegar hasta Huelva, y proveerse allí de un vehículo rápido de alta cilindrada. Tras dar el primer golpe en Sevilla, el AVE y su alta velocidad les colocó de regreso en la capital de España, a tiempo para disfrutar en el almuerzo del botín de dos millones de pesetas obtenido.

La operación se repitió el día 11. Esta vez el AVE les dejó en Córdoba, donde repitieron la elección y la forma de obtener un transporte terrestre hasta Sevilla. El banco también fue escogido de acuerdo a la nueva configuración urbana de Sevilla, con rápidas salidas para la nueva circunvalación SE-30 y avenidas directas a la estación de Santa Justa, donde podían tomar el AVE, que les depositaba, tres horas después, en Atocha. Pero el helicóptero policial les jugó una mala pasada.

La mejora urbanística y de transporte que 1992 trajo a Sevilla ha servido también para que los delincuentes renueven su modus operandi y dificulten la acción de la policía. Claro que los agentes también han mejorado en los últimos años sus medios. El helicóptero de la jefatura sevillana ha sido pieza clave para contrarrestar la oleada de atracos, e incluso ha protagonizado una de las más espectaculares persecuciones que se recuerdan en la ciudad.

La ciudad sufría el día del segundo atraco el colapso de una protesta laboral y, desde el aire, los dos inspectores de policía coordinaban su incidencia en el tráfico. Alertados del suceso, el helicóptero localizó al vehículo de los atracadores, que se dirigía a gran velocidad al nuevo puente del Quinto Centenario, en dirección a Huelva. La persecución fue digna de una película de Clint Eastwood.

El helicóptero dio cobertura a los patrulleros, que lograron atrapar a dos de los tres delincuentes, que se vieron obligados a huir a pie tras sufrir un aparatoso accidente. El copiloto de la aeronave echaba pie a tierra y encañonaba al tercero de la banda, que arrojó al verse capturado la pistola de 9 milímetros Parabellum con la que cometió el asalto.

Jamón y fruta

Aparte de la banda de los madrileños, la policía se empleó el día 14, en que frustró tres atracos a mano armada, dos a bancos y uno a un comercio.

El más espectacular fue el que sufrió una sucursal bancaria en el Parque de las Naciones. Dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, lograban apoderarse hacia el mediodía de 370.000 pesetas tras efectuar un disparo intimidatorio.

Un policía fuera de servicio, vecino del barrio, les hizo frente, pero los atracadores emprendieron una huida a pie que tardará en olvidarse.

Los dos jóvenes lograron escapar a la valiente acción de un jardinero que, azadón en mano, les hizo frente. Uno fue finalmente detenido. El otro se hizo fuerte en un piso, donde retuvo a dos ancianos. Rodeado por los GOES, el helicóptero y varias unidades de policías, empleó sus últimos momentos de libertad en saquear la despensa de los dos jubilados. El jamón y la fruta que degustó fue su único botín.

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