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El Rayo mantuvo su buena mocha en la Copa del Rey

El Rayo conservó su racha de resultados. Se agarró pronto a la victoria, desde el minuto dos, y sumó su cuarto triunfo consecutivo. No supo, en cambio, vestirse a tono con la competición copera, que exigía más goles del conseguido para afrontar con mayores garantías la vuelta. La eliminatoria tendrá que resolverse en Gijón.El equipo de Camacho salió crecido, envalentonado quizá por el reguero de euforia que dejó su reciente triunfo ante el Madrid. Cuajó media hora excelente, en la que lució sus argumentos de siempre: estrechos marcajes, presión constante y mucha voluntad. Inclinó el terreno de juego hacia la izquierda y arrinconó al Sporting a los pies de Ablanedo. Pero el rato de inspiración de Josete, Pablo y Pedro por esa banda izquierda sólo dejó un gol en el camino. Estos tres jugadores son el oxígeno de este equipo. Josete aporta velocidad y centros dignos, Pablo pone el orden y el buen criterio, y Pedro, la chispa y la imaginación. Salvan al Rayo de su limitado manual.

Llegado el minuto 30, el Sporting se asomó por vez primera sobre las cercanías de Ton¡ (Camacho concedió ayer descanso a Wilfred, como a Calderón y a García Cortés). Susto minúsculo pero que sirvió para lavar la cara al partido.Fuera legañas

El cuadro de Jacobs se arrancó las legañas de los ojos y se metió en faena. Comenzó a tocar la pelota con gusto y empequeñeció el ímpetu rayista en su presión. No supo poner en excesivos apuros a Toni, pero se hizo con el mando.El Rayo aceptó el cambio de papeles, aun sin renunciar a su insólita decisión de actuar con tres puntas, la novedad de Camacho. El técnico rayista sostiene que su opción futbolística es generosa y arriesgada, y rechaza los comentarios que apuntan hacia un juego rancio, algo pasado de moda. No hay dudas en un aspecto: Camacho a dotado a su equipo de la misma capacidad de sacrificio que exhibió como jugador. En cualquier caso, el Rayo se echó atrás, aguantó el mareo de balón del Sporting y buscó el peligro a la contra.

El fútbol no gozó de la salud de esa primera media hora magnífica, pero en el fondo salió ganando. Supo retener el encanto de la incertidumbre. La eliminatoria, pues, se vino arriba y queda pendiente de resolución.

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