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Banesto estudia vender su equipo ciclista

Banesto estudia cuál puede ser la fórmula más conveniente para desprenderse del equipo ciclista en un breve plazo, que no irá más allá de 1993. Es por ello que ninguno de sus grandes contratos -a excepción del caso del francés Jean François Bernard- superan en su vigencia dicho año. Tampoco está descartado que Banesto corra con otro nombre la próxima temporada y entre los candidatos están algunas de sus inversiones -se ha mencionado a Antena 3 Televisión-. Una empresa extranjera se ha interesado ya por el futuro de Miguel Induráin.

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La crisis del ciclismo internacional es ya algo más que un síntoma desde el momento en que siete equipos de alto presupuesto han desaparecido de un año para otro (los holandeses PDM, Panasonic y Buckler, el belga Tulip, los franceses Z y RMO y el español Seur), sin contar con las dudas que persisten sobre el futuro del Postobón, colombiano, además de algunos otros de carácter más modesto (el Puertas Mavisa, en nuestro país). Los elevados costes y una rentabilidad publicitaria discreta han echado por tierra estas aventuras. No parece ése, sin embargo, el caso del Banesto, considerado como el más rentable publicitariamente del pelotón internacional. No obstante, también desaparecerá.Es así que una de las explicaciones que diversas fuentes coinciden en utilizar como argumento es que el equipo Banesto lo ha ganado todo en muy poco tiempo. "Eso es cierto, hemos tenido demasiado éxito en dos años", afirmó José Miguel Echávarri, su directo r deportivo. El aumentar la rentabilidad publicitaria es ya muy difícil y la imagen que se ha creado es la de un conjunto que, con Induráin de líder, cumple con todos sus objetivos y para el que el hecho de no ganar es ahora equivalente a un fracaso.

El problema es cómo desprenderse de un equipo que, a diferencia de otros clubes profesionales, cuenta con una estructura más compleja. El Banesto heredó la filosofia del Reyno1ds y dispone de una estimable cantera. Pero, por otro lado, no es nada complicado desarmar el grupo profesional, dado que todos los corredores acaban sus contratos en 1993 y quedan libres. La intención de Banesto es respetar esa estructura y permitir que sobreviva con otra institución.

El propio Mario Conde, el presidente de Banesto, ha reconocido que el banco está dispuesto a desprenderse de su bloque. No obstante, ha subrayado que existe una gran dificultad en colocarlo: "Es muy difícil vender una marca de un banco de la que se beneficiaría el propio banco" Conde, ante eso, ha dicho que se está buscando la fórmula para desprenderse del equipo sin descartar que Banesto pueda seguir participando de alguna forma indirecta a través de una empresa filial, aunque ha comentado que tampoco tiene mucha prisa porque mientras siga ganando Induráin su entidad se beneficia. La de 1993 sería, en cualquier caso, la última temporada de Banesto como tal. También dijo que su precio superaba los 2.000 millones de pesetas.

Una apuesta muy cara

Sólo el ciclismo español y el italiano sostienen todavía equipos capacitados para afrontar las tres grandes pruebas -la Vuelta, el Giro y el Tour-: Banesto, ONCE, Gatorlade y Carrera. Experiencias muy cercanas con formaciones muy ambiciosas -el PDM y el Buckler, holandeses han terminado en fracasos: para un patrocinador es muy caro mantener mucho tiempo un conjunto de gran tamaño.

La venta del equipo cilista, por otro lado, se encuadra dentro de la política de desinversiones que ha puesto en marcha el grupo bancario y que ha afectado a gran parte de sus participaciones industriales y financieras. Fruto de estas ventas, Banesto ha ingresado importantes cantidades que, en algunos casos, han ayudado a engrosar los beneficios de pasados ejercicios y a que no se vieran mermados.

El ejemplo de Guimard

Al margen de la venta del equipo o del cambio de nombre por el de otra empresa de Banesto, existe una tercera vía: imitar el ejemplo del director francés Cirille Guimard, que formó su propia firma junto a Laurent Fignon, es decir creó un verdadero club ciclista.La entidad se limitaba a buscar un patrocinador, como ocurrió con Systeme U primero y Castorama después, clientes que estaban libres de mantener una complicada estructura. José Miguel Echávarri ha reflexionado alguna vez sobre esa posibilidad, que es la única que permite a los equipos defenderse de las casas comerciales.

"Estamos en un momento delicado a la hora de hablar del futuro", dice Echávarri; "entramos en lo que llamaría el lustro de Induráin. No es justo que se vea obligado a firmar contratos de un año porque a estas alturas no tiene que demostrar nada. Por otro lado, hay que estudiar si en 1994 es posible montar equipos que deban abarcar todo el panorama o si habrá que cubrir, aventuras algo más modestas"

Echávarri se mantiene en contacto con los máximos dirigentes de Banesto para conocer su decisión final mientras planifica ya la próxima temporada.

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