¿Dónde está enterrado Colón?
La inauguración de un mausoleo en Santo Dominao renueva la polémica sobre su tumba de Sevilla
La proximidad del 12 de octubre, fecha en que se conmemora el 500º aniversario del descubrimiento de América, ha desempolvado una vieja polémica: ¿dónde está enterrado Cristobal Colón, en Sevilla o en Santo Domingo? La simple pregunta irrita a los gobernantes dominicanos, que han hecho de los restos de Colón, supuestamente custodiados en la isla desde hace más de 400 años, causa y símbolo de un V Centenario que se avecina entre el boato oficial y la indiferencia del pueblo.Hoy, en solemne procesión, el Gobierno del anciano presidente Joaquín Balaguer tiene previsto reubicar los restos del marino genovés en un gigantesco faro situado en las afueras de Santo Domingo. Los restos del Almirante quedarán alojados para la posteridad en esta obra faraónica que ha costado la friolera de 250 millones de dólares (unos 25.000 millones de pesetas).
La polémica esta vez nace y se desata en el seno de la propia Iglesia católica. La agencia norteamericana Associated Press levantaba las dudas este último fin de semana al anunciar que el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, ha pedido la intervención de especialistas y antropólogos para que determinen en cuál de las dos ciudades descansa el descubridor del Nuevo Mundo. A Amigo le ha respondido su homólogo en Santo Domingo, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, diciendo que, a estas alturas, no cabe la mínima duda. Colón está enterrado en Santo Domingo y punto.
Los gobernantes dominicanos defienden con énfasis que el descubridor yace desde mediados del siglo XVI en su catedral, al menos hasta mañana. Colón murió en Valladolid en 1506, pero sus restos, que deambularon entre esta ciudad castellana y Sevilla en una primera etapa, fueron trasladados posteriormente a Santo Domingo, por orden del rey Carlos I y a petición de sus deudos. Los primeros problemas surgieron en 1795, cuando las autoridades españolas, que gobernaban entonces la isla, decidieron trasladar otra vez los restos, esta vez a La Habana, ante el peligro de que los franceses se apoderaran del cadáver de Colón.
Este peregrinaje no se quedó ahí, y en 1898, perdida ya Cuba, se decidió que los restos volvieran a España, concretamente a Sevilla. Pero los dominicanos aseguran que los españoles, en su afán por salvar los restos del Almirante, se confundieron, y lo que trasladaron, primero a La Habana y después a Sevilla, fue el cofre correspondiente a su hijo Diego.
Sea cierto o no, lo evidente es que la catedral de Sevilla alberga un impresionante mausoleo, construido en 1898, en el que se dice reposan los restos del Almirante. El mausoleo tenía como destino la catedral de La Habana, pero la independencia de Cuba lo dejó para siempre en la capital andaluza. Lo que haya dentro, como dice otro Colón (Carlos), escritor e historiador sevillano, en su reciente guía sobre la ciudad, entra en el terreno de lo supuesto.
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