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Reportaje:

Una ley para el 'padrino'. Kanemaru

O la virtual impunidad del maquinador político más poderoso de Japón

El caudillo nipón Shin Kanemaru recibe diariamente flores de a 10.000 pesetas el capullo y entretiene su clausura en el centro de Tokio jugando al parchís chino con los ordenanzas del Partido Liberal y sus abogados defensores.Todos los días, a media mañana, después de verse en las aperturas de los telediarios nacionales y en las portadas de la prensa matutina, el ex vicepresidente del Partido Liberal, conocido como el maquinador más poderoso de Japón, recibe nuevas sobre el proceso que se le sigue con cargos de corrupción y niega su comparecencia en el juicio. Un diputado independiente, harto del poco respeto a la decencia entre la clase política de su país, protestó sentado en una silla delante de la casa. Fue retirado con síntomas de seria deshidratación 30 horas después. Shin Kanemaru siguió recibiendo los regalos y las condolencias de los aprendices de conspirador, y los bedeles liberales continuaron turnándose en la timba para mitigar la soledad del patriarca.

Shin Kanemaru, de 78 años, admitió este mes haber recibido ilegalmente 400 millones de pesetas como "donación política" de una empresa cuyos directivos han sido detenidos por vinculación a la mafia y concesión de préstamos fraudulentos. Convocado a declarar, se negó en redondo, y únicamente accedió a enviar a la fiscalía un escrito aceptando sus responsabilidades por haber superado el millón y medio de financiación política que estipula como máximo anual la Ley de Control de Fondos Políticos. El padrino, tan mañoso en la promoción de jefes de Gobierno como en su fulminante derribo, argumentó que el cerco de la prensa a la residencia donde hace cuatro semanas inició el retiro le impide prestar testimonio. Y el escándalo estalló cuando la fiscalía de Tokio aceptó las excusas y la presión del Partido Liberal, en el poder desde 1955, y disculpó la presencia del procesado en una vista oral.

Los editoriales de prensa, la oposición y las personas encuestadas protestaron ruidosamente la arbitraria deferencia. La decisión no le ha evitado que el miércoles tuviera que pagar una simbólica multa de 160.000 pesetas, pero ahorrará a Kanemaru la humillación de un posible arresto y su comparecencia pública en el banquillo.

Kiyoshi Kaneko, gobernador provincial hasta hace pocos días y acusado de recibir ocho millones de pesetas de la misma empresa de transportes, Sagawa Kyubin, deberá responder al interrogatorio judicial. "No me parece bien, fundamentalmente por el agravio comparativo que suponen las facilidades dadas a Kanemaru", manifestó.

Las reacciones han sido adversas, y ahora se recuerda el solemne compromiso liberal contra la corrupción política y en la reforma del sistema electoral. El comentarista Maruo Shiota denunciaba ayer que los fiscales demuestran su desprecio por la opinión pública e ignoran el principio constitucional de igualdad ante la ley. Shiota afirma no entender cómo puede el Gobierno acabar con el delito organizado "si Kanemaru y Takeshita [ex primer ministro] recurren a la mafia para detener una campaña de la extrema derecha". Anna Ogino, escritor galardonado con el premio de literatura Akutagawa, opina que si el padrino es sancionado con 200.000 yenes por recibir ilegalmente 500 millones, "entonces los demás podremos negarnos a pagar 50.000 yenes por una multa de tráfico".

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