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Entrevista:

"En Barcelona sentiré menos presión que nunca"

Pregunta. Hace cuatro años, en Seúl, un Ben Johnson drogado impidió su triunfo. Ahora, en Barcelona, el canadiense vuelve a competir en los 100 metros, carrera para la que usted no se clasificó. ¿Está empezando a obsesionarle la distancia de los 100 metros? Respuesta. La derrota de Seúl ha sido una de las mayores pérdidas de mi vida. Sabía que Johnson era un tramposo, todos los sabían, pero nadie hizo lo que debería haber hecho. Ahora, Johnson ya sólo es historia para mí, el pasado. Ya no será nunca mucho más rápido.

P. Si en Barcelona aparece otro campeón de los 100 metros dopado, ¿destruiría con toda seguridad la credibilidad del atletismo?

R. Bien, le puedo garantizar que no existe absolutamente ninguna posibilidad de que el ganador de la final de los 100 metros esté bajo estimulantes, porque el ganador debe salir de Houston y, definitivamente, nosotros no utilizamos estimulantes, así que esto cierra la cuestión.

P. ¿Cuántas veces le han hecho análisis este año?

R. En cuatro o cinco ocasiones.

P. ¿Es posible hoy romper de algún modo ese muro mítico de los nueve segundos en la distancia de 100 metros o los 9,14 me tros en salto de longitud sin la ayuda de estimulantes?

R. No, no nos enfrentamos a un muro. Es una cuestión mental. Hace un año el récord mundial estaba en 9,92, y nadie pensaba que Leroy Burrell lo conseguiría en 9,90. Ahora el objetivo es correrlos en 9,83, y hay personas que creen que pueden conseguirlo. Fíjese simplemente en el número de personas que el año pasado los corrieron en menos de 10 segundos: nueve atletas...

P.... de los que la mayoría se entrena con Tom Tellez en la Universidad de Houston...

R. Yo no sé si antes de estas nueve personas han habido otras en toda la historia del atletismo que hayan corrido en menos de 10 segundos y que, como muchas otras personas rápidas, hayan sido miembros de un club, el Club de Atletismo Santa Mónica. La competición es dura y la calidad es ahora superior, dado que todos nosotros estamos convencidos de que todavía no se han alcanzado los límites. Justamente ahora los 100 metros están mejor que nunca. Avanzamos de una fracción de segundo a la siguiente.

P. La dureza de la competición fue desastrosa para usted en las pruebas olímpicas americanas.

R. Nueva Orleans ha sido una decepción, pero no es el fin del mundo. Tengo que fijarme en lo positivo: al menos no me sentiré tan presionado en Barcelona como en los anteriores Juegos de la Olimpiada.

P. ¿Por qué rechazó la posibilidad de correr en relevos? R. No deseo ningún favor especial. Los cuatro primeros de los 100 metros son los designados para el relevo; así ha sido siempre y seguirá siéndolo, especialmente dado que el cuarto es amigo mío. Podría haber sido el suplente para los 200, pero rehusé porque creo que hay que dar una oportunidad a los jóvenes.

P. Los expertos dieron dos explicaciones contradictorias a su derrota: una es que lentamente, pero sin pausa, su carrera está llegando a su fin; la otra es que padecía una sinusitis.

P. No estoy buscando excusas, pero es cierto, no me encontraba bien; simplemente, no estaba en forma. Pero así es el deporte. Hay que estar sano y en forma en el momento oportuno. Y yo no lo estaba.

P. ¿La decepción no hará que se retire antes de lo planeado?

R. No. Con toda seguridad correré un año más. Pero lo dejaría si no tuviera la oportunidad de volver a ganar. Si hago la mejor carrera posible y sigo sin ganar, señal de que es el momento de irse.

P. ¿Qué es más importante para usted, un récord mundial o una medalla olímpica?

R. Ya no tengo prioridades. Soy plusmarquista mundial. He ganado un par de medallas de oro. A estas alturas ya he ganado suficiente dinero. Lo que hago ahora es por diversión, sin presiones, no tengo que demostrarme a mí mismo ni a nadie nada más.

P. No querrá afirmar que no le preocupó que fuera Mike Powell y no usted quien superara en Tokio el récord mundial de salto de longitud.

R. Yo no afirmo eso. Mi idea era haberme retirado definitivamente de saltar de haber roto el récord mundial. No le cuento ningún secreto: el salto de Mike cambió todos mis planes, aunque fue la mejor actuación que había tenido jamás en salto de longitud. Pero continuaré saltando, y más que antes.

P. ¿Le ha motivado Powell de nuevo?

R. Mi derrota tuvo también sus aspectos positivos. Me di cuenta de algunos errores y estoy trabajando para eliminarlos. Estoy convencido de que puedo saltar más, y eso, más o menos, es en lo que me estoy centrando.

P. En su libro Inside track (Calle interior) escribió acerca de los "detractores de Carl Lewis", quienes declararon: "Carl cree que es mejor que nadie y le encanta demostrarlo. Carl se droga. Carl es homosexual".

R. Estas calumnias las extendieron los competidores.

P. Por ejemplo, que se drogaba con hormonas de gorila.

R. Bueno, sé quién dijo eso. Fue un atleta. Lo veo, así es la vida. No puedo cambiarla. Quiero decir que todo lo que puedo hacer es ser lo que soy y no dejarme influir por esos rumores.

P. ¿El verdadero Carl Lewis es el que lleva chándal a medida, tipo esmoquin, que cambia a menudo de estilo despeinado y que conduce un Porsche? ¿O el verdadero Carl Lewis es el que depositó una de sus medallas de oro en el ataúd de su padre, cree en Dios y aparece en las funciones benéficas?

R. Porsche... Eso es el pasado. Acabo de vender el mío. Ahora alquilo un Audi. Simplemente, me gustan los coches alemanes. Pero lo de la moda no es real y usted lo sabe. Eso son cuestiones superficiales. El público sabe ahora que existe otro Carl Lewis, el que lucha contra las drogas y los estimulantes, el que ayuda a los niños a salir de la miseria. No me gusta hablar de mi religión, pero sí, creo en Dios y en su poder.

P. A sus compatriotas les costó bastante tiempo entender al atleta negro de clase media Carl Lewis porque no encajaba en el cuento de hadas del sueño americano: el atleta negro que huye del gueto, que sobrevive a las drogas y a los disparos y se convierte en un multimillonario famoso. En vez de eso...

R. Estuve muy bien protegido por unos padres maravillosos, ambos maestros y lo suficientemente conscientes como para asegurarse de que los hijos recibíamos una buena educación. Sí, eso es cierto. El público tiene dificultades con las personas que no encajan en ciertos estereotipos, que sea blanco o negro, no importa. Se plantean preguntas de inmediato si no te gusta ir a tomar una cerveza con los amigos: ¿por qué no? Porque realmente no me interesa. A continuación te preguntan: ¿por qué no te portas como todo el mundo? Pero, finalmente, cuando llevas 10, 12, 13 años, como yo, posiblemente más que el 99% de los practicantes de este deporte, comienzan a entenderme, especialmente los americanos.

P. ¿Experimentó usted alguna vez personalmente el racismo en América?

R. Sí, creo que todo el mundo lo ha experimentado. El mío ha sido muy sutil, porque crecí en un barrio de las afueras. He sido uno de los afortunados que no se ha sentido abofeteado. Y puede que sea demasiado inocente para saber exactamente cuándo ha sucedido.

P. ¿Cómo reaccionó usted ante los recientes disturbios raciales, los de Los Ángeles, por ejemplo?

R. Me siento completamente frustrado con nuestro Gobierno, por su falta de preocupación. Para mí, sentarme y ver cómo nuestro presidente visitaba el escenario de los disturbios en Los Ángeles, pero se negaba a decir dónde estaría por motivos de seguridad, me hizo vomitar. Baje a las trincheras y hable con la gente. Entérese de lo que desean, sienta lo que necesitan. Salga de la Casa Blanca. Quiero decir que él podría detenerse y pasear por la calle en Washington todos los días y observar los problemas, pero aquellos que nos gobiernan no quieren saberlos. Nos enfrentamos a un problema de drogas de billones de dólares, pero a nadie le interesa. Este Gobierno ha abandonado a las ciudades principales. No se están preocupando de crear puestos de trabajo, han dejado de proporcionar una educación adecuada. Los howeless [los sin hogar] de las calles, los niños enfermos de sida, eso también me preocupa y me conmueve. Soy incapaz de permanecer indiferente.

P. ¿Desde cuándo se interesa por la política?

R. Eso no es nada nuevo en mi familia. Mis padres fueron con Martin Luther King por el sur en su marcha por los derechos civiles. El bautizó a mis hermanos Mack y Cleve.

P. Tommie Smith y John Carlos, dos americanos que obtuvieron medallas en 1968 en los Juegos de México, levantaron los puños enguantados en negro porque querían protestar contra el racismo. ¿Sería usted capaz de repetir ese gesto?

R. Bueno, era una época distinta, pero puedo entender su gesto. Creían que este gesto podría afectar a sus vidas y a la de millones de personas. Así que se atuvieron a sus creencias.

P. ¿Hubiera corrido en Suráfrica durante la época del apartheid total?

R. Nuestro club recibió una oferta de siete cifras para ir allí y la rechazamos.

P. En un sondeo que encargó Sports Illustrated el año pasado, el 73% de los atletas profesionales negros declaró que sus oportunidades para respaldar productos eran inferiores a las de los blancos. ¿Sufrió usted la misma experiencia?

R. Probablemente tienen razón. Tiene usted que recordar quiénes poseen las empresas y los bancos en la mayoría de los casos: los blancos. Necesitamos más bancos negros, más propietarios negros de bancos, más propietarios negros de grandes empresas. Entonces podremos ascender en la sociedad en su conjunto porque sólo entonces tendremos acceso al dinero.

P. América parece cada vez más fascinada por la competencia entre viejos y jóvenes, por el enfrentamiento de abuelos del deporte como George Foreman o Jimmy Connors contra jovencitos. ¿Se imagina usted a sí mismo en ese papel?

R. En caso de que quiera usted insinuar que podría convertirme en el George Foreman del atletismo, está equivocado. No me puedo imaginar corriendo a los 43 años. Pero le apuesto a que hay personas que están en los treinta y en los cuarenta que se encuentran mucho más en forma que chavales adolescentes.

P. ¿Cuál es la razón?

R. Ya no hay educación física en los colegios. La gente no hace más que comer comida basura porque eso es lo único que aparece en televisión, Se sientan en el sofá, beben una cerveza, comen patatas fritas y ven los deportes en televisión, pero no los practican. Eso es malo. Muy malo. Estamos recordando el dinero de las escuelas, así que ya no hay educación física. Así que ya no descubrimos talentos como los descubríamos durante la educación física. Malo. No sólo para el atletismo, sino simplemente para la salud física de América

P. Como en el caso de Jesse Owens, parece seguro que no tendrá que ganarse la vida nunca más... ¿Correr contra caballos para ganar unos dólares?

R. No, no lo creo. Cuando empecé a correr dije que quería ganar mucho dinero. Y no tenía ni idea de que ganaría tanto. ¿Y qué has de mal o en eso? Los chavales de 18 años están locos, Se les permito decir tonterías y creérselas. Yo tuve suerte y fui afortunado. Pero creía que o bien alcanzaba el éxito o alcanzaba una educación y pasaba a engrosar las tuerzas laborales.

P. ¿En qué tipo de alternativa pensaba usted en ese momento?

R. Probablemente hubiera sido un empresario de éxito o un criminal de guante blanco.

P. Eso no es una contradicción necesariamente.

R. Bien, puede repetir eso, especialmente si pienso en esos presidentes corporativos que ganan 50 millones de dólares al año y despiden al 25% de los trabajadores porque pretenden estar en números rojos.

P. ¿Sabe ya lo que le gustaría hacer cuando se retire? ¿Cantar, como pensó en una ocasión? ¿Hacerse actor? R. Estoy abierto a todo. He montado con mis amigos del Club de Atletismo Santa Mónica una empresa de ropa deportiva, una especie de empresa de venta por correo. Sport Style, que ya tiene una gran clientela en Alemania. No me asustan los retos nuevos. De verdad que no.

Der Spiegel.

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