El supuesto embarazo de Estefanía de Mónaco desata un torbellino de papel impreso
El palacio de Mónaco desmintió ayer la noticia difundida por la agencia francesa Sygma, reproducida por los semanarios Oggi, italiano, y France Dimanche, según la cual la princesa Estefanía de Mónaco se hallaba en el tercer mes de gestación de un hijo cuyo padre seria un ex guardaespaldas de la familia principesca monegasca. Sin embargo, las fotos de la portada de France Dimanche son explícitas: el bañador verde anís de la princesa Estefanía se hincha en la barriga como una vela impulsada por vientos favorables.
En las fotos, la princesa juguetea, en el agua de una piscina de Mónaco, con un hombre moreno y robusto, su ex guardaespaldas y actual compañero sentimental, Daniel Ducruet. Por si los lectores de este semanario francés de cotilleos aún tuvieran alguna duda, un gran titular refuerza el mensaje de las imágenes: "¡Estefanía espera un bebé fruto del amor!".
Estefanía, según dice en el interior France Dimanche, está "resplandeciente, serena, dulcemente redondeada por sus tres meses de embarazo". Ducruet, de 27 años, divorciado y con un cargado pasado a las espaldas, "ha llevado la felicidad al rostro tenso que la princesa ha ofrecido durante tanto tiempo". Por el momento, Ducruet está triunfando allí donde fracasaron Jean-Paul Belmondo, Anthony Delon, Rob Lowe y otros flechazos anteriores de la princesa metida a cantante y diseñadora de ropa.
Desaparecida
Tras la espectacular ruptura de su no menos espectacular compromiso matrimonial con el promotor inmobiliario Jean Yves Lefur, Estefanía había desaparecido de los escenarios favoritos de la prensa del corazón. No asistía a ninguna ceremonia oficial del Principado de Mónaco, incluidos el baile de la rosa, la exposición canina y la final del torneo de tenis de Montecarlo. Tan sólo se la había visto, el pasado 11 de abril, en el Festival de Magia, del que es presidenta. También había dejado de frecuentar los hoteles, bares, discotecas, restaurantes y playas de la jet-set. Se sabía que Estefanía tan sólo salía a la calle para pasear a sus tres perros, Funny Face, Ayo y Jean-Charles, y se decía que pasaba la mayoría del tiempo en su inmenso apartamento del piso 15º de un lujoso edificio de la avenida monegasca de la Princesa Grace. Ahí se encontraba por las noches con Ducruet, que ahora trabaja como director de una sociedad que provee de mariscos a las mejores mesas del Mediterráneo francés.
Esta desaparición de la tumultuosa princesa inquietaba a los monegascos. Se hablaba de un enfrentamiento entre el príncipe Raniero y su hija menor. Raniero, se decía, estaba muy dolido por la ruptura del compromiso con Lefur y francamente indignado por la relación de Estefanía con su ex guardaespaldas.
Pero desde esta semana la princesa y Ducruet ya no ocultarían su relación ni sus resultados. "Y, según las revistas francesas de cotilleos, Raniero, enternecido por la perspectiva de ser abuelo de nuevo, habría perdonado a su hija.
Los monegascos, aseguran a coro esas publicaciones, ven en el embarazo de Estefanía la primera buena noticia tras una serie de catástrofes que comenzó con la muerte de la princesa Grace, continuó con la azarosa vida sentimental de Estefanía, y terminó con la muerte del marido de Carolina, Stéfano Casiraghi.
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