El inglés Sherborne se transfigura en Madrid
El inglés Andrew Sherborne se transfigura en Madrid. Hace doce meses y medio se impuso en su Open, su única victoria en el circuito europeo a sus 31 años de edad y ocho de profesionalismo, y ayer se situó como líder destacado en el de España: 200 golpes (-16), por los 204 de José Rivero, los 205 de Santiago Luna y el argentino Eduardo Romero, los 206 de su compatriota Nick Faldo y los 207 de Miguel Ángel Jiménez. Las posibilidades de José María Olazábal, con 208, y Severiano Ballesteros, con 211, son nulas.
"Desde que gané en el club de Puerta de Hierro, en 1991, ya no necesito probar nada a nadie. Sólo juego para demostrarme a mí mismo mis condiciones. Ahora ni siquiera pienso en si podré anotarme o no este torneo. Simplemente, iré a lo mío y trataré de que las lecciones de putter que recibí la semana pasada me sigan siendo útiles", comentó Sherborne después de igualar con nueve birdies el récord del RACE, 63 (-9), que acababa de establecer Rivero con otros tantos.En cualquier caso, una duda razonable planea sobre él. Su margen podría antojarse definitivo si fuese un golfista sólido. Pero aún no lo es. A su favor tiene, eso sí, el apoyo psicológico de estar compitiendo en Madrid, la ciudad de su triunfo, y las facilidades que viene ofreciendo el terreno de la carretera de Burgos al no soplar apenas el viento y carecer de un rough tupido por falta de tiempo para que creciera desde que se decidió a finales de abril que el Open de España se disputase en él. Pero en su contra cuenta asimismo con la experiencia de tres de sus adversarios -Rivero, que ayer logró un birdie en cada uno de los cuatro Pares-3, "Ios más dificultosos" por su gran longitud; Romero, que procurará defender mientras pueda su título de la edición anterior, y Faldo, cuyas últimas vueltas cuando aún dispone de alguna opción suelen ser brillantes- y la ilusión de otros dos -Luna, que confesó que no había sido capaz de "aguantar el tipo", pero que todavía no ha arrojado la toalla, y Jiménez, que concluyó "apesadumbrado" a causa de su bogey en el hoyo 18- por estrenar sus palmarés en el tour.
Quienes ya lo ven "imposible" para hoy son Olazábal y Ballesteros. El primero, al menos, terminó "satisfecho" de su andadura. El segundo, ni eso.
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