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Fallece en una rueda de prensa en Miami el heredero de los zares

El gran duque Vladímir Kirílovich Románov, cabeza de la dinastía imperial de Rusia y heredero, por tanto, de la corona de los zares, falleció ayer en Miami cuando acababa de anunciar a un grupo de periodistas norteamericanos su deseo de regresar a Rusia. Viadimir Románov, de 74 años, los mismos que se mantuvo vigente el comunismo en la Unión Soviética, había visitado por primera vez Rusia en noviembre pasado.

VIadímir Románov acababa de declarar a los que le escuchaban en una reunión celebrada en el banco Northern Trust de Miami su gran deseo de liberar a la juventud rusa", cuando se derrumbó sin sentido entre el asombro de los asistentes, representantes de la prensa en lengua española de la ciudad norteamericana.El aristócrata fue trasladado de inmediato al hospital Mercy, donde los médicos trataron en vano durante dos horas de salvarle la vida. "Fueron dos horas de intensos esfuerzos, pero por desgracia no pudimos hacer nada por él", declaró un portavoz del hospital. El heredero de los zares falleció de un infarto de miocardio.

Vladímir Románov, nacido en 1917 en la hoy rinlandesa ciudad de Borga, adonde había huido su familia tras el triunfo de la revolución bolchevique, era hijo de Kiril Viadímirovich., primo del último zar de Rusia, Nicolás II, y descendiente directo del zar Alejandro 11 (1855-1881).

Vladímir Románov vino a vivir a España invitado por su tío, Alfonso de Orleans, poco después de la Segunda Guerra Mundial; pasé dos años en Sanlúcar de Barrameda y después se trasladó a Madrid, donde contrajo matrimonio con la gran duquesa Leónida Georgievna, nacida princesa de la dinastía georgiana de Bragation.

Como casi todos los miembros de dinastías procedentes de los países del Este, Románov fue acogido por el régimen del general Francicso Franco que, además de asilo político, le concedió un estatus especial de rey en el exilio.

Durante casi tres décadas Románov residió en un chalé de la zona de Puerta de Hierro, cercana a Madrid, y mantuvo contactos con grupos de exiliados rusos en todo el mundo. Desde hace unos diez años residía en Saint Briac, en la Bretaña francesa.

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La comunidad rusa en París expresó ayer su estupor y consternación al conocer la noticia de la muerte del cabeza de la casa imperial rusa. "Nos sentimos abrumados por la noticia. Él representaba todo un símbolo", declaró ayer el príncipe Konstantin Andronikov, que había acompañado a VIadímir Románov en su reciente viaje a San Petersburgo, en noviembre pasado.

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