Primer triunfo del norteamericano Tom Watson desde 1987
Victoria de Tom Watson. La noticia no habría repercutido hace varias temporadas. Al fin y al cabo, el golfista norteamericano solía caminar de triunfo en triunfo: entre 1975 y 1983, de sus 26 a sus 34 años, coleccionó ocho títulos del Grand Slam al imponerse en el Open Británico en 1975, 1977, 1980, 1982 y 1983, en el Masters de Augusta en 1977 y 1981 y en el Open de Estados Unidos en 1982. Pero que el pasado domingo fuese el mejor en el Open de Hong Kong ha conmocionado su deporte. No en vano no había obtenido desde 1984 más que un éxito, el del Campeonato Final del circuito de su país en 1987.
"Vuelvo a sentirme grande", confesó al reencontrarse consigo mismo, cdn el campeón perdido. La crisis de Watson, su pase del infinito al cero en un abrir y cerrar de ojos, ha consumido múltiples explicaciones. Nadie parecía entender el insólito declive del sucesor de Jack Nicklaus. Era uno de los jugadores más sólidos del mundo y de repente se convirtió en el ejemplo del perdedor. Desde la perspectiva española, se ha insistido en el impacto psicológico de su derrota frente a Severiano Ballesteros en el penúltimo hoyo del British de 1984.Acariciaba ya su sexta victoria" -la tercera consecutiva- y, de pronto, su pelota se estrelló contra el asfalto en vez de aterrizar con suavidad sobre el césped del green y arruinó su tarjeta. Su trauma, servido.
En una actividad tan mental como el golf, lo cierto fue que Watson, de fracaso en fracaso, extravió su confianza: y, un mal día, atónito acaso, comprendió que ya no se le consideraba más que una prematura vieja gloria que sólo trascendía por sus reivindicaciones sociales, como su renuncia al selectísimo Kansas City Country Club por no admitir como socio a un judío. Fue entonces quizá cuando, con la humildad por bandera, decidió reconquistar sus golpes geniales. En el Masters de 1991 pugno hasta la conclusión con el galés Ian Woosnam y José María Olazábal. Ahora, aun "temblando con el putter" ante la proximidad del triunfo, ha batido al norirlandés Ronan Rafferty y al alemán Berrihard Langer. El torneo era menor, sí, pero la alegría no ha podido ser mayor para el capitán del equipo estadounidense en la Copa Ryder de 1993.
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