Retorno al pasado

El Deporte ha importado el vocabulario de los negocios según se acerca el final del siglo XX. Y el ciclismo no tiene problemas de conciencia ante este fenómeno porque fue uno de los primeros deportes en profesionalizarse, con el fútbol y el boxeo. Su inmersión en actividades mercantiles es tan vieja como afortunada dado que no ido en detrimento de algunas de sus señas de identidad, las que le definen como un deporte clásico y duro.La llegada de Verbruggen al frente de la Federación Internacional es una consecuencia lógica de los tiempos. El Tour había iniciado un sprint a la búsqueda de una internacionalización y amenazaba con monopolizar el ciclismo. La federación ha reaccionado subiéndose al carro: eso significaba crear la Copa del Mundo al estilo de los circuitos del tenis o la Fórmula 1 e imponer una revisión del calendario.

La FICP persigue una gran vuelta para septiembre. El Tour añade a la internacionalización [la edición de 1992 transcurrirá por media Europa] un nuevo concepto: prime time. Ni más ni menos que algunas etapas terminen lo más cerca posible de las nueve de la noche, hora de máxima audiencia.

Pero lo bueno es conseguir congeniar pasado con futuro. Y, así, esperar la llegada de los ciclistas según avanza el crepúsculo es como retornar a principios de siglo, cuando los esforzados llegaban a una meta inundada de antorchas.