El Real Madrid, finalista de la Copa de Europa

Hay partidos malos, muy malos y otros difíciles de encuádrar, como el de ayer. Hay encuentros que se explican por sí solos, otros en los que la estadística no engaña, y también los hay que sólo necesitan unas pocas jugadas para tener una idea muy aproximada de lo que fueron los 40 minutos. El de ayer pertenece a estos últimos, y el botón de muestra lo fueron las acciones postreras de uno y otro equipo.Para no hacer muy extensa la narración de estos interminables 40 últimos segundos, en los que las desafortunadas acciones se sucedían casi sin dar tiempo al reloj a ponerse en marcha, nos quedaremos con los titulares.
Empata Biriukov a 72 con un escalofriante triple. Pierde el balón el Glaxo. Pierde el balón el Madrid. Vuelven a perder la posesión los veroneses. (Todas estas acciones se desarrollaron sin llegar a tirar a canasta ningún equipo).
Sigamos. Falta a Biriukov. Dos tiros libres. Quedaban tres segundos. Mete el primero y tira a fallar el segundo (sin comentario). Simultáneamente con el cañonazo del escolta, Martín comete su quinta falta. Uno más uno para Kempton, el mejor jugador del Glaxo. Falla el norteamericano. Rebote de Cargol y falta de Schonne. Otro uno más uno. Cargol mete el primero y falla el segundo. No hay tiempo para nada más que un- tiro desesperado desde 20 metros de un jugador veronés. Se acabó.
Lo que ocurrió antes no tiene especial relevancia. El Madrid no estuvo en el partido hasta el minuto 26 (44-56), con Simpson acertado remontó el vuelo y dejó que Biriukov demostrase que no le asusta la responsabilidad.
Con este brillante colofón el Real Madrid se clasificó para la final de una paupérrima Copa de Europa. Impresentable competición que, o bien se revisa, o lo mejor para todos sería que desapareciese. El Madrid no tiene la culpa de ello (la tuvo al no meter la cabeza en la Liga europea, a años luz de este invento) aunque la relajación después de sus recientes éxitos le complicase la vida mucho más que lo que pudo hacer el Glaxo, un equipo que salvo Moretti, carece del más mínimo talento baloncestístico.
Resumiendo. El Madrid hizo lo justo para no volver a deprimir y deprimirse con un tercer partido. Ahora, a hacer las maletas. Nantes espera.
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