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Miguel Bosé

se vio obligado la noche del martes a mostrar su documentación a un policía francés al que pareció sospechoso. La elección del cantante entre el centenar de viajeros que llegaron al aeropuerto parisiense de Orly en el vuelo 672 de Iberia fue motivada precisamente por la pinta descuidada con que Bosé intentaba pasar inadvertido. Pantalón vaquero, una cazadora de cuero, pelo sucio y barba de tres días no lograron, sin embargo, ocultar su identidad a una pareja de fans gallegas que dudaban sobre si pedirle un autógrafo.

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