En latín
Pedro Sánchez Sanz, presidente del Colegio Nacional de Árbitros de Fútbol, ha dicho una frase sin precedentes en el gremio. Ha dicho: "¿Quousque tandem abutere patientia nostra?, que, como Cicerón escribió,en su primera catilinaria, equivale a cuán hartos están los árbitros de que les zurren por un fuera de juego supuesto o un penalti presunto. El reciente apaleamiento de un árbitro en Lepe habría provocado que Sánchez Sanz utilizara los más duros vocablos de la lengua aramea. Sin embargo, como es una bellísima persona, educada en el colegio Calasancio, donde asimiló las enseñanzas del padre Luis, el padre Inocencio y El Raspa (que también era padre, pero delgadito), pudo manifestar su desesperación en latín.El árbitro-presidente ha demostrado con su oportuna cita la riqueza conceptual del latín lengua clásica ,irresponsablemente marginada y, de paso, ha dado ejemplo, a determi, nados ministros y diputados, quie nes para sus debates en el Congreso utilizan una jerga de baja estofa, confundiendo tan alta Institución con la taberna de la esquina. Si emplearan el latín, en cambio...
Si emplearan el latín, a los diputados de la oposición les habría bastado con insinuarle al diputado Roca: "Do ut des, ¿eh, señoría?", cuando concluyó su vehemente defensa de la Uy de Seguridad Ciudadana. Y con advertirle al ministro Corcuera: "Cedant arma togae". Y éste habría respondido: Roma locuta, causa finita", o sea, doy para que me den, la fuerza cede al derecho, la autoridad acaba la discusión, que es lo mismo, pero sin insultar. 0 también se habría podido decir: "Parturiunt montes, nascetur ridiculus mus", pues eso ocurrió en realidad al cabo de tanto grito (aunque el mus -llárnase ratón- estaba envenenado). En fin, alea ¡acta est, que significa: Dios nos coja con el DNI en la boca.
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