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Boicot médico a los Mundiales de boxeo de aficionados

Enric González

Las protestas contra el boxeo se extienden por todo el mundo. En Gran Bretaña, dos boxeadores en coma -Michael Watson, desde hace dos meses; Kian Kwok Lee, desde el martes pasado- constituyen el principal argumento de quienes defienden la prohibición definitiva del boxeo, mediante una ley que será debatida a partir del 4 de diciembre en la Cámara de los Lores. En Australia, la Asociación de Médicos (AMA), pidió a sus miembros no prestar sus servicios en los Campeonatos Mundiales de aficionados que se disputan en Sydney.La AMA había solicitado la anulación de los Mundiales y también ha reclamado la supresión del boxeo de los Juegos de la Commonwealth por los graves riesgos que supone para sus practicantes, incluso en el campo aficionado. Anwar Chowdhry, presidente de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) ha lamentado que la AMA no haya esperado dos meses a conocer los resultados de un estudio de cinco años sobre 500 boxeadores norteamericanos aficionados. Para Chowdhry las críticas al boxeo amateur son infundadas, a diferencia del boxeo profesional, donde los árbitros no protegen tanto al salud del boxeador.

Sin embargo, a dos púgiles profesionales actualmente en coma, el norteamericano Fernie Morales y el británico Michael Watson, se ha unido justamente un aficionado, el también británico, de origen asiático, Kian Kwok Lee. Su colapso durante un combate celebrado el martes, ha incrementado el escepticismo sobre la utilidad real de las medidas de precaución implantadas por el Comité de Control del Boxeo Británico (CCBB) tras la hemorragia cerebral de Watson, el pasado septiembre. Kwok entró en coma a pesar de combatir con el casco acolchado de los aficionados, y su estado continuaba siendo crítico al cierre de esta edición.

Prevención insuficiente

Las cautelas del CCBB -equipo de reanimación junto al cuadrilátero, una ambulancia preparada y examen médico tras la pelea-, parecen superfluas cuando se contempla la última imagen de Kwok antes del coma: un ciego puñetazo al aire y el desplome de su cuerpo fláccido sobre el tapiz. Ya no recobró el conocimiento."La propuesta del CCBB es débil, inefectiva y una vez más esquiva la cuestión central de los daños sobre el cerebro. La única forma de prevenir el daño cerebral, en un deporte cuyo propósito es precisamente infligirlo, es la prohibición total", afirmó el diputado laborista y neurocirujano Sam Galbraith, uno de los principales impulsores de la ley que discutirán los lores en diciembre.

Pero los promotores repiten una y otra vez que el boxeo no puede ser prohibido, y si lo es "seguirán celebrándose peleas". "Se lleva en la sangre", afirmó Ron Gray, uno de los principales promotores británicos, "y de todas formas siempre habrá riesgo en el boxeo: forma parte de este deporte". Los promotores critican también las medidas del CCBB. Según ellos, no sólo son inefectivas, sino también un "perjuicio" contra el espectáculo.

Otros promotores, como Mickey Duff y Terry Lawless, argumentan que la prohibición de entrevistas televisivas en el cuadrilátero -propuesta por el CCBB para que sea un médico, y no un periodista, quien primero hable con el púgil tras el combate- "no funcionará; el 65% de nuestros ingresos procede de la televisión".

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