Pasen y cojan su rebote
Para nadie resulta una novedad que la defensa del Aris no está entre sus cualidades más destacadas, con una tendencia inevitable hacia la absorta contemplación de los movimientos de sus contrarios. Tampoco cuenta con reboteadores de solvencia, ni mucho menos algún intimidador de calidad. Pero el límite de esta falta de eficacia defensiva está todavía por establecer.En los últimos años hemos asistido a exhibiciones de distinto signo por parte de este imprevisible equipo, pero ayer, ante un inexperto Estudiantes, rizaron el rizo. Salvo unos pocos minutos en los que la zona planteada por su técnico creó algunos problemas a los madrileños, el resto fue como cuando en los entrenamientos practicas los sistemas sin defensa.
Esta actitud de espectadores privilegiados tuvo su reflejo numérico no sólo en los 88 puntos encajados, sino en la cómoda superioridad reboteadora. 52 para el Estudiantes, 41 el Áris. Pero si a simple vista no resulta una diferencia escándalosa, sí lo fue considerando que con un equipo con 1,96 metros de media, los colegiales capturaron 17 rebotes ofensivos.
A la merienda estaban invitados todos los jugadores del Estudiantes, pero en una dinámica de este estilo, el lugar privilegiado siempre lo ocupará Ricky Winslow. Hasta 9 rebotes ofensivos capturó Winslow gracias tanto a su agilidad felina como a la gentileza con la que fue tratado por los defensores griegos.
Mientras los rebotes en la canasta del Áris se repartían, el otro lado se convertía en zona reservada para el casi exclusivo tránsito del Oso Pinone. El profesor estuvo inconmensurable, y si meterle 19 puntos a Berry no pasará a la historia, sus 15 rebotes dan fe de su gran partido.
El resto del panorama estadístico no le fue mucho mejor al Aris de Salónica, que en muchos momentos parecieron dispuestos a batir el récórd mundial de balones perdidos en un sólo encuentro.
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