Un Polémico penalti a Schuster salvo a un Atlético que pierde gas

El fútbol salió perjudicado del Manzanares. Ocurre muy a menudo en el campeonato español. Dos equipos se reúnen en la cancha y convierten el juego en un asunto feo, deforme, sin ninguna grandeza Se manejan en estos casos conceptos laboriosos: Fulanito trabajó, Zutanito cumplió su tarea y aquél de allá se despistó en su labor. Es un problema de raquitismo: cada vez se exige menos a los equipos para andar por la Liga.El Atlético se fue con un buen resultado y muchas dudas sobre su condición actual. El equipo, al qué espera el Manchester United, ha perdido gas y se encuentra con la obligación de ganar con algún bajonazo. Un penalti, o así.

El equipo de Luis vivió toda la noche pendiente de alguna falta frente a la portería de Roberto. No hubo ninguna otra opción hasta los minutos finales, cuando Osasuna se quedó sin aire. Hasta entonces sólo había armado una combinación eléctrica, en el primer minuto, cerrada por Manolo con un remate desviado. El gol vino con un penalti a Schuster, que apareció en el suelo entre tres defensas Al árbitro le debió de parecer un abuso y decretó penalti. El Atlético había enganchado el partido por los pelos.

Osasuna cerró el grifo rojiblanco de la manera más sencilla. Un tal Angelov ofició de guardia civil con Schuster. Eso es un verdadero problema para el Atlético. Todo lo que. hizo Angelov fue ir de la manita con el alemán durante todo el partido. Zabalza había cambiado cromos a su favor: el mejor de ellos por uno cualquiera de los nuestros. Schuster sólo apareció para caer en el área. Incluso en esos detalles de actuación deja la firma.

Sin Schuster, Vizcaíno salió como el triunfador del partido. Vizcaíno estaba en el banquillo, con problemas gástricos. Su ausencia fue crítica para su equipo. El centrocampista llegó al Atlético como aguador de Schuster y se ha revelado como un jugador listo con la pelota y sin ella, uno de esos futbolistas que crecen hasta convertirse en imprescindibles. El Atlético le echó de menos toda la noche.

A su manera

Osasuna llevó el partido a su manera. Murió en la cancha, persiguió todos los balones, los buenos y los malos. A los últimos minutos llegó hundido después de un combate opaco. Hasta entonces había detenido a los locales en todos los frentes. Sólo eso, sin ninguna concesion a la galería. Su única aportación brillante vino siempre de las intervenciones de Urban, un delantero muy hábil que originó numerosas dificultades en la defensa del Atlético. De hecho, el polaco levantó a todos de la siesta con una internada colosal en la segunda parte, con el balón atado al zapato y todos los defensas en el suelo. Su remate fue sacado por Abel, aunque probablemente Urban no hizo gol por la fatiga de la jugada.

Después de la genialidad de Urban, llegó el hundimiento físico de los navarros, casi desplomados en el campo. Se encontró entonces el Atlético con el cielo abierto. Cobraron los rojiblancos unas cuantas oportunidades, mal resueltas, como era su obligación en un partido lamentable