Wittgenstein y los abuelos
"El mundo es lo que es el caso", escribió Ludwig Wittgenstein en 1922. La insufrible pedantería del autor del Tractatus logico-philosophicus no podía disimular lo limitado del contenido de su proposición, que nuestros abuelos sabían expresar de forma más gráfica: "No hay más cera que la que arde". La exhortación a aceptar la realidad es tan antigua como el hombre, del mismo modo que lo es la tendencia a alejarse de ella en aras de aromáticas utopías, cuyo aire puro nadie ha logrado respirar.Por temporadas, los inversores suelen dejarse llevar a veces por esa singular utopía de la rentabilidad, olvidan sus miedos y se lanzan a la compra de títulos, el dinero genera dinero y la euforia desemboca en más euforia, como la risa contagia a otras. Pero ocurre algo similar con los bostezos, que es lo que en estos días predomina en los mercados. Los operadores desconfían de la situación macroeconómica y no quieren arriesgarse. Por eso, la Bolsa de Barcelona vivió ayer otra jornada claramente bajista, en la que sólo los grupos de monopolios y servicios registraron alzas mínimas.
La Bolsa es lo que es el caso. Es decir, la espera y la abulia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.