Michael Johnson, el hombre de hierro
El hombre de hierro es Michael Johnson. Nada le afecta. Corre con una eficacia implacable, contra todas las reglas conocidas de los velocistas. Y sin embargo, nadie se le acerca. Su victoria en los 200 metros estuvo lastrada por un viento contrario de 3,4 m/s, un dificultad que destrozó un posible récord mundial. Johnson marcó 20.01 segundos. En esas condiciones tan adversas, el registro es monumental.Michael Johnson está en las antípodas del clan Lewis. Es seco en la pista y fuera de ella. Nunca sonríe o, al menos, nunca ante los periodistas. Se toma el atletismo como un trabajo, y así corre: sin ninguna concesión al artificio. Los expertos se hacen cruces con su zancada cortísima y su leve ascensión de las rodillas. La teoría señala que un exceso de apoyos en el suelo perjudica al velocista. El contacto con la pista desgasta la energía de los atletas y les recorta velocidad. Según los clásicos, un gran atleta de 200 metros debería medir 1,90 metros y contar con un perfil longilíneo. En realidad, los textos dicen que el prototipo debería parecerse al legendario Tommie Smith, el hombre que asombró al mundo en los Juegos de México.
Johnson desmonta todas estas opiniones. Mide 1,81, es rocoso, levanta poco las piernas y si hubiera que definir su estilo sería sencillo: feo, pero funciona. Nadie da tantas zancadas y tanta velocidad como este atleta de Dallas, un hombre que nunca hace concesiones. Sus relaciones con Carl Lewis y su grupo son pésimas. El último problema ha tenido que ver con una decisión de Tom Tellez, entrenador de Lewls y Burrell. Tellez es miembro del comité técnico del equipo estadounidense y se ha negado a que Johrison participe en el relevo 4 por 400. Johnson es el mejor del mundo en los 400 metros, pero el calendario no le permitió compatibilizarlos con los 200.
Dos héroes africanos
Lajornada tuvo dos héroes africanos. Uno esperado, el zambiano Samuel Matete; otro inesperado, el kenlano Billy Konchellah, vencedor en la carrera de 800 metros. Matete ganó sin demasiado brillo los 400 metros vallas, con un registro de 47.64 segundos. Lo hizo de una forma poco habitual en su estilo. Salió muy rápido y desfondó a Danny Harris. La contestación le llegó por la vía inesperada del jamalcano Winthrop Graham, que le aguantó hasta los metros finales.Billy Konchellah es masa¡, la tribu más orgullosa de Kenia. Son los mejores guerreros de las etnias del África oriental. Algo de esto debe tener Konchellah, cuya última gran carrera tuvo lugar hace cuatro años, en los Mundiales de Roma. Allí ganó. Luego se perdió en la oscuridad. Dicen que padeció una tuberculosis y que todavía tiene fuertes problemas alérgicos. Pero en Tokio corrió como en sus mejores días. Dejó que el brasilefío Barbosa condujera la prueba casi hasta el final, y desde atrás salió ligero y'elegante como la seda:
1.43.79 minutos. Desde hacía tres años, no bajaba de 1.45. La diferencia está en su estigma de campeón.
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