Estados Unidos vuelve a conocer el fútbol
Se han jugado cinco partidos desde mayo, con 38.779 espectadores de entrada media
Estados Unidos vuelve a conocer el fútbol. Contra pronóstico, es un deporte capaz de fomentar público, según ha comprobado la selección nacional desde el 5 de mayo. Se han jugado cinco partidos con una entrada media de 38.779 espectadores, una cifra dos veces mayor a lo que se consiguió el año pasado durante la clasificación del Mundial de Italia.
En Foxboro el 1 de junio, cerca de Boston, 51.273 personas vivieron un empate (1-1) ante Irlanda, la segunda taquilla más alta en la historia de la selección fuera de los Juegos Olímpicos."Si la gente de este país no se da cuenta de lo que está ocurriendo puede quedar sorprendida por una revolución futbolística", afirma Alan Rothenberg, presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol.
El entusiasmo de Rothenberg tiene fundamentos a lo largo de todos los Estados Unidos. Unos 35.772 espectadores presenciaron el partido frente a Uruguay (1 -0) en Denver el 5 de mayo; 31.761 ante Argentina (0-1) en Stanford el 19; 33.548 frente al Juventus (0-0) en New Haven el 9 de junio, y 41.541 ante el Milán (1-1) en Chicago el 16.
Es un fenómeno con mucho significado. En primer lugar, ayuda a confirmar la candidatura de cada una de estas ciudades como sede del Mundial de 1994. En segundo lugar, le permite a la federación liquidar un déficit de 206.000 dólares que tuvo durante los seis meses anteriores. Por último, demuestra una teoría silenciosa de muchos expertos de fútbol en Estados Unidos: que el deporte vende si está bien presentado.
"Son resultados que inspiran mucha confianza", declara Jim Trecker, jefe de prensa del Mundial de 1994. "Por fin se confirma lo que siempre creíamos. Los americanos harán acto de presencia en el fútbol si les presentan un buen partido en un campo adecuado".
Los antiguos directivos de la federación huían de partidos en ciudades grandes con concentraciones de hispanos o europeos, porque temían atraer un público que favorecía más al rival que a la selección. Los encuentros decisivos de la clasificación del Mundial de Italia aún se celebraron en campos con cabida para 8.000 personas en ciudades principalmente anglosajonas como San Luis. El resultado principal fue que la selección se marchó a Italia con el apoyo de un país desinteresado.
Desde que Rothenberg asumió la presidencia el año pasado la federación busca eliminar la apatía y crear interés. El nuevo entrenador de la selección, el yugoslavo Bora Milutinovic, cree en el fútbol movido y sin complejos, tal y como a los americanos les gusta el deporte. En Foxboro el público gritó sin cesar, celebrando apasionadamente primero el gol de Irlanda, y luego el de Estados Unidos. "Si hubieras cerrado tus ojos hubieras pensado que estabas en el Mundial de Italia", dice Trecker. "Fue electrizante".
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