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BALONCESTO

España causó una pobre impresión en su debú en el Europeo

España incumplió dos de las reglas de Díaz Miguel, basadas en un tal perogrullo, y perdió una buena oportunidad, no ya de ganar a Yugoslavia -eso son palabras mayores- sino por lo menos haber puesto las cosas más difíciles, y de paso causar una mejor impresión en su debú. En los 20 minutos reales que duró el partido -el segundo tiempo se puede considerar de compromiso, bien salvado, eso sí, por la entrega general- el equipo español fue una auténtica máquina de perder balones -13- y, cuando a trancas y barrancas logró forzar una personal, la línea de tiros libres -5 de 15- fue más pared que línea. Con estos dos pedruscos en la mochila el caminar de los españoles fue torpe y cansino como también el goteo de sus puntos en el marcador.De poco sirvió que los yugoslavos salieran con las escopetas de fogueo -8 de 25 en tiros de campo en el primer tiempo- ni que Divac acusase el cambio horario con Los Angeles. Con 22 puntos de bagage hace algo más que un mal partido de los campeones del mundo para no irse al vestuario con la humedad de la derrota calada en los huesos.

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España jugó siempre con tensión, por lo que realizó un buen encuentro defensivo, pero no supo descargarla al pasar a labores ofensivas hasta bien entrado el segundo tiempo. Mientras en la propia canasta esa tensión es necesaria, en la contraria muestra su cara traicionera. Y la enseña habitualmente en dos facetas: en pase, pues el bloque te impide mirar la canasta, y en la línea fatídica de los tiros libres, esa donde el balón se hace más grande y el aro más pequeño.

Con 37-22 en el descanso, y una vez otorgada la razonable victoria yugoslava, lo que restaba aún tenía una gran importancia por cuestiones de imagen que la selección española no debe olvidar nunca más. En los últimos años y en situaciones parecidas, el equipo español con su seleccionador al frente se había dejado llevar, lo que daba como resultado desmoralizantes descalabros difícil de justificar a pesar de la incuestionable superioridad de los rivales. Ahí radicó la nota más positiva del partido.

Para ello fue necesario que Cargoll fuese sacado de las catacumbas del banquillo y agilizase con su peculiar estilo las acciones ofensivas españolas. Martín seguía fajándose debajo de los tableros con diferente acierto, pero su entrega tuvo como recompensa la mejor estadística individual del partido, 18 puntos y 14 rebotes. Contagiado por Cargoll, Epi miró por Fin el aro y el ánimo del equipo subió varios enteros. Desapareció gran parte de la tensión, que no los errores, pero unido a la relajación yugoslava la diferencia fue acortándose hasta por debajo de los 10 puntos, lo que no está nada mal aunque sólo sea para la estadística.

Pocas conclusiones más en un partido cantado de antemano, salvo algún que otro detalle preocupante. Los lanzadores de distancia no tiraron y el problema del base sigue sin resolverse. Ninguno de los tres logró mover con soltura al equipo.

España pudo hacer más y también menos. Se cuidó la forma, aspecto que en este tipo de encuentros resulta tan importante como el fondo, y esto ya es algo. Desgraciadamente, la diferencia actual entre yugoslavos y españoles permite irse al vestuario con una sonrisa aunque no se haya disfrutado siquiera un instante del dulce aroma de la hazaña.

Golpes NBA

Una de las grandes atracciones del partido entre yugoslavos y españoles era la presencia de VIado Divac cuando todavía está en la memoria su gran actuación en la reciente final de la NBA. El público italiano lo reconoció antes del encuentro con la mayor ovación de la presentación de ambos equipos incluso superior a la otorgada a su compatriota Dino Radja, jugador del equipo local, el Mensaggero romano.Divac estuvo despistado durante la primera parte, pero dejó muestras de su evolución técnica, y sobre todo física, de su juego.

El que mejor pudo comprobarlo fue Juan Antonio Orenga, que tuvo un encontronazo con él, saldado con cuatro puntos de sutura, eso sí, estéticos, o sea, externos. "He ido a por un rebote y cuando me he dado cuenta estaba en el suelo sangrando. No lo he visto venir, ha sido un auténtico golpe NBA".

A pesar de la aparatosidad del choque y de abandonar la cancha por unos minutos, el problema no pasó de ahí y Orenga estará disponible para el partido de hoy con Bulgaria.

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