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El Madrid acaba con el Barça en tres minutos

Alex Martínez Roig

El Real Madrid disfrutó de su segunda sesión de árnica azulgrana en el estadio Bernabéu. La primera fue en la final de la Supercopa, un 4-1, y la segunda anoche, con una sencilla victoria ante un Barcelona que se dejó en el Camp Nou gran parte de su arsenal. No está el Barça como para arriesgar en los amistosos cuando tiene dos meses por delante en los que puede conseguir un triplete: Liga, Recopa y Copa. Y el Madrid, que venía de festejar al mediodía la boda del defensa Solana, se encontró con un apetitoso pastel de boda en forma de defensa azulgrana tan vulnerable que en poco menos de 180 segundos encajó tres goles.El Madrid, necesitado de una reconciliación con su castigada afición, se tomó en serio el partido. Hubo detalles, además, que reafirman el cambio psicológico de este equipo en las últimas semanas. Por ejemplo, ha disminuido la distancia entre las líneas, lo que provoca un mayor robo de balón y un mejor apoyo colectivo. Radomir Antic ha impuesto cierta lógica, de la que el Madrid carecía desde hace mucho tiempo. Maqueda es mejor central que centrocampista, y Hierro, con un disparo tremendo con ambas piernas, es mucho más peligroso al poder llegar más veces cerca del área contraria.

Los cambios en la defensa azulgrana fueron excesivos, y eso le costó la derrota. Julio Alberto, que jugaba su primer partido este año, carecía de ritmo y de visión de juego. Serna y Nando no tienen recursos para resistir un contraataque si no les acompaña la serenidad y la colocación de Koeman, o, en su defecto, Alexanco. Rexach vio enseguida el problema, y bajó a López Rekarte a la defensa. Pero los tres goles ya se habían producido mientras el ayer técnico azulgrana [Cruyff se quedó en Barcelona] hacía llegar sus instrucciones.

El Barça no demostró ano che ninguna capacidad de reacción. Claro que le faltaba su columna vertebral [Koeman, Bakero y Stoichkov]. La única respuesta fue un golpe de genio de Goikoetxea, que marcó un gol desde un ángulo imposible.

Así las cosas, los espectadores aprovecharon para descubrir a Milla, que aún no había debutado en el Bernabéu, y al argentino Esnaider. Milla, aunque falto de ritmo, se desenvolvió como es propio en él: sin aspavientos, con modestia, trabajando para el equipo. Distribuyó juego con pases cortos y, en un par de ocasiones, lanzó balones largos a Michel. El Madrid ha estado buscando toda la temporada un jugador así. Esnaider intentó enlazar algunas paredes, y siempre estuvo en la zona de remate, pero no mostró nada que justificase el interés del Milan, los elogios argentinos, o el fichaje del Madrid.

Curiosamente, son dos viejos conocidos los que más están aprovechando la nueva etapa de serenidad que ha llegado al Madrid. Hagi, menos limitado en sus movimientos, comienza a mostrar esas virtudes que tenía antes de caer en la mediocridad general de esta temporada. Y Hierro se ha convertido en un descubrimiento ofensivo en una faceta poco utilizada en el fútbol español: el zapatazo desde fuera del área. Ayer lanzó un balón tremendo (m. 64) que hizo temblar el poste y que salió rebotado hasta el lateral.

Pero todo eso, para el Barcelona, será hoy solamente una anécdota. En el Camp Nou tienen retos más complicados como para obsesionarse con sus mediocres partidos en el Bernabéu. No pasará lo mismo en el Madrid, donde las sesiones de autoconfianza son ahora mejor recibidas que nunca.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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